Soy y seré una eterna romántica, de eso no tengo ninguna duda. Confieso que hay ocasiones que el género me apetece en mayor o menor medida, pero nunca he sido capaz de decirle no a una buena novela de este tipo. De todas las que he leído, hasta ahora, El jinete de bronce es mi indiscutible favorita. Romántica, histórica y trágica: una historia redonda, personajes increíblemente humanos y una maravillosa pluma dan como resultado una novela que llega y se instala en el corazón. He perdido la cuenta de las veces que lo he recomendado y, aunque la extensión pueda asustar un poco, les aseguro que no hay quién quede indiferente ante la historia de Tatiana y Alexander. No obstante, si la histórica no termina de convencerles, siempre pueden probar a Samantha Young y su Calle Dublín, una historia más contemporánea, sexy y realista ambientada en un precioso escenario como es Edimburgo. Pero si buscan algo más ligero y tierno, Un beso en París estará ahí para todos: Stephanie Perkins tiene una pluma que enamora (igual o más que la historia) y junto a Anna y Étienne les llevará a conocer los distintos recovecos de la capital francesa, la ciudad ideal para situar una novela romántica.

UNA  PIZCA DE TODO 

A veces la vida es cuestión de suerte... y visto de lejos, ni Callie ni Kayden parecen haber tenido mucho de ella. 

Aunque se conocen desde hace varios años, apenas han cruzado más de unas pocas palabras. Al menos hasta que Callie irrumpe sin querer en el patio trasero de Kayden e impide que su padre le dé una brutal golpiza. Ella, que desde hace varios años trata de pasar desapercibida para todo el mundo, logra reunir la valentía necesaria para enfrentarse a la situación y ese momento se quedará grabado a fuego en la mente de Kayden. No obstante, no cruzan más que unas pocas palabras y será luego de meses que se reencuentran - casi sin querer - en un nuevo escenario: la universidad. Callie ha rehecho su vida, al menos, tanto como le ha sido posible: ha dejado de ser tan asustadiza y ha encontrado en Seth un mejor amigo. La llegada de Kayden hace tambalear su mundo: sabe que ella es incapaz de mantener una relación, pero los sentimientos que surgen son difíciles de ignorar. ¿Seguir adelante realmente es tan complicado?

Confieso que La coincidencia de Callie y Kayden es un libro que no me llevaría a casa de buenas a primeras si me lo encontrara en la librería. Quizás la portada tiene parte de la culpa: parece prometer una historia románticamente pastelosa que yo preferiría evitar (y eso que soy una chica que ama el romance, pero todo en justa medida). No obstante, decidí seguir mi propio consejo y dejar de juzgar al libro por su portada: tenía buenas críticas, una alta puntuación en Goodreads y algunas personas cercanas me lo había recomendado. ¿Qué podía salir mal? Me respondo a mí misma: casi todo. No es que La coincidencia de Callie y Kayden sea un mal libro, es que la autora no ha sabido usar todo lo que tenía a su alcance para convertirlo en una historia que valga la pena recordar. Por tanto, me temo que a partir de esta línea tendré que desvelar un poquito de la trama, soltar quizás algún spoiler, porque necesito justificar por qué - en mi opinión - es un libro que no se sostiene por ningún lado. Avisados quedan.


Como el libro tiene a los dos protagonistas como narradores creo que lo mejor es analizar uno por uno. Comencemos con Callie: desde las primeras páginas sabemos que ha sufrido algo que la ha marcado desde pequeña. Algo muy grave que ha trastocado su vida y ha hecho que cambie completamente su forma de ser. En realidad, a menos que no sean muy avispados, es sencillo unir las piezas que Callie nos va dejando a través de su comportamiento y su diario para saber que la chica ha sido víctima de violación sexual. Aplaudo a Sorensen por tener la idea de colocar a una protagonista con una experiencia traumática en su novela: sólo con ella ya tenía muchísimo para ofrecer, con ese complejo mundo interior, con las secuelas del abuso al que fue sometida y que nadie más que ella (y su agresor) conocen. Pero parece que le faltó una de dos cosas: o sentido común o más documentación para hacer que su evolución resultara creíble.

En la novela la autora menciona que, tras la agresión, Callie cambió drásticamente: se trasquiló el cabello, empezó a usar ropa holgada, a retraerse y evitar el contacto con cualquier otro ser humano, incluida su familia. Sí, todos esos son síntomas que las víctimas muestran tras una agresión pero... teniendo una familia como la de ella ¿acaso nadie se dio cuenta? El hermano borracho y la madre "demasiado buena para preocuparle con problemas" no son excusa, en absoluto. Cambios como eso saltan a la vista, sobretodo si se trata de una alegre niña de doce años que de un día para otro transforma al completo su personalidad. Lo siento pero me cuesta pasar este detalle por alto y me cuesta mucho más los que siguen: tras años de callar este abuso, Callie conoce a Seth y en menos de dos meses son los mejores amigos, le cuenta todos sus secretos y (ojo con esto), deja que él pueda tocarle. Que Seth sea gay tampoco es excusa, que él también te haya contado su pasado oscuro no es suficiente. Con mucha dificultad podría intentar creerlo, pero lo del contacto físico me tumba las ganas de intentarlo: lo siento otra vez, pero veo poco creíble que en solo dos meses se pueda construir un vínculo lo suficientemente sólido para exponer a la otra persona aquello que has guardado durante más de seis años. 

No se asusten, pero lo peor está por venir: luego de tanto tiempo desconfiando de todo el mundo, siendo demasiado sensible al tacto masculino... ¿va y se acuesta con Kayden, luego de un par de semanas de haberlo conocido verdaderamente? No, no es posible. Una víctima que carga a cuestas una experiencia traumática como la suya pierde el interés en el sexo (puede temerle o sentir asco) por lo que es difícil concebir que lo haya hecho con Kayden sólo porque estaba enamorada de él. El amor no es suficiente (es importante, pero no suficiente) para cicatrizar heridas como la suya y permitir volverse a querer a sí misma, a su cuerpo y solo recién, permitir que otra persona pueda quererla de la misma manera. Con esto paso a hablar de Kayden, nuestro segundo protagonista también marcado desde su juventud. Él ha sido víctima de abuso físico por parte de su padre, quién le ha golpeado durante años y solo ha podido escapar al llegar a la universidad. Dentro de la historia lo suyo es más creíble, pero tampoco está exento de un par de incongruencias a lo largo de la novela. Por supuesto, no me gustó nada el hecho de que tratara a su novia como el tipo de chica "de usar y tirar" y a Callie la pusiera en un altar de buenas a primeras. ¿Qué le pasa a este chico? No entiendo cómo hay personas que amen a este tipo de protagonistas...

La historia de Kayden (en general, la historia de todos los personajes) es bastante predecible y abusa mucho de los tópicos que pueblan las novelas new adult: chico o chica (o ambos, como en este caso) con algún trauma a cuestas. El amigo gay, el otro amigo con un pasado oscuro, y un romance que se construye en demasiado poco tiempo. ¿Donde quedó la universidad, las clases, la carrera, todo eso que le dá al new adult la característica de new adult? Atrás, relegado a un segundo plano, cuando debería ser un escenario bien aprovechado y un elemento más de la trama. Por cierto, no parece haber un argumento a lo largo de la novela, sino una sucesión de escenas tras escenas, cada cual a más dramática para conducir a un cliffhanger final completamente innecesario (y nuevamente, predecible). Sospecho cómo continúa la serie, pero yo hubiera preferido que en lugar de dos libros, sea uno sólo, bien construido y con los elementos necesarios en cantidades justas. Ah, y solo como comentario de paso... parece ser que la escritura de la autora deja mucho que desear, porque he visto varios reviews en inglés que le dan con palo a ese asunto. En español la cosa parece haber mejorado un poco, quizás es cosa de la traducción.

Para terminar (y antes de que esto parezca testamento y no una reseña) quiero decir que estoy completamente en desacuerdo con el mensaje que la autora pretende transmitir con su novela. Sorensen nos plantea dos temas delicados y fuertes como son el abuso físico y la violación sexual. Me alegro que se haya animado a incluir a ambos en una historia (y no lo deje en tabú, como muchas otras). Sin embargo, ¿por qué reducirlo todo al romance? Lo siento, Jessica, pero el amor no es la cura para todos los problemas. Me parece que teniendo tanto por explotar se haya quedado en eso, en contar dramática historia romántica cuando había mucho trasfondo por explorar. Supongo que de ahí viene la alta puntuación en GoodReads: pocos pueden resistirse a una novela con ambos componentes, cuanto más sentimental, mejor la consideran. En algunos casos funciona bien porque se balancea todos los elementos. En otros, como La Coincidencia de Callie y Kayden, es mas bien lo contrario.

Levi y Macallan han sido los mejores amigos desde que tenían once años, cuando el primer día de clases él llego a Wisconsin como el chico nuevo de California y ella le sirvió de guía en la escuela. Aunque al comienzo hubiera cierta desconfianza, poco a poco se convirtieron en amigos inseparables. En las buenas y en las malas. A las duras y las maduras, como dice Levi. Ambos son dos pequeños mundos: Macallan perdió a su madre y vive con su padre y su tío. Ha ido superándolo poco a poco, pero la ausencia de una figura materna deja un vacío insondable. Con el tiempo ha vuelto a ser la chica alegre y valiente y mientras ella ayuda a Levi con sus problemas de encajar en su nuevo entorno, él le apoya llevándole a ser parte de su familia. Son el uno para el otro, comparten las mismas bromas, serie favorita y son capaces de saber lo que el otro está pensando. Pero son solo amigos, siempre lo serán. Ella puede salir con chicos, él pueda quedar con chicas. Siempre estarán en uno para el otro, porque los chicos y chicas pueden ser solo amigos... ¿o no? 

¿Otra de Elizabeth Eulberg? ¡Apuntado! Eso es lo primero que pensé cuando supe de esta novela. Sé que los libros de la autora no se caracterizan por ser profundos precisamente, pero suelen ser entretenidos, de lectura ágil y por ahí siempre termina colándose alguna escena bonita. ¿Y si quedamos como amigos? no ha sido la excepción: tierna, amena, pero sin más pretensiones que la de pasar una tarde entretenida. 

Lo cierto es que no entiendo muy bien qué pretendía transmitir la autora con su novela: ¿que los chicos y las chicas pueden ser solo amigos o que no pueden serlo? Porque - seamos sinceros - el final del libro es bastante predecible. Podría decirse que lo bonito es el cómo transcurre todo, porque el cómo acabará no es ninguna sorpresa. Entonces, ¿a qué viene el título de la novela? ¿Sí o no? La traducción latinoamericana ha traído el libro como ¿Y si quedamos como amigos?, mientras que la española se decantó por A dos centímetros de ti. En lo personal, creo que el segundo título calza mucho mejor con la historia, aunque sea el primero la traducción más literal de Better off friends, el original en inglés. Con todo, cuando comencé con la novela pensé que la balanza se inclinaría hacia mostrarnos que sí, que hombres y mujeres pueden tener una bonita amistad sin conspiraciones ni malos entendidos románticos de por medio. Pero hacia la mitad de la historia me di cuenta que la intención de la autora (aunque quizás no fuera esa al inicio), tiraba para el otro lado.

Macallan y Levi son los indiscutibles protagonistas y si bien hay secundarios, ellos son quienes llevan la voz cantante en la novela. Me ha gustado que la autora les haya dado una personalidad más o menos definida a cada uno de ellos y la química entre ambos es lo más entretenido de la novela. Como mejores amigos que son, saben lo que el otro piensa y siente y hasta son capaces de terminar mutuamente sus frases. Su evolución a lo largo de la novela es palpable: pasan de ser casi niños a jóvenes, con todos los cambios de madurez (y también los hormonales) que eso implica. Puede resultar tierno ver cómo van creciendo, como van cambiando su forma de ver al otro con el paso de los años. Y también la forma en que empiezan a lidiar con los problemas: la necesidad de conseguir nuevos amigos, una pareja, nuevas vivencias. Todo ellos llevarán a que Levi y Macallan se pregunten si su amistad es lo suficientemente fuerte para superar los baches que presenta la vida.

Sin embargo, hay una cosa que no ha terminado de cuajar: cinco años en trescientos páginas, a doble espacio y con letra más o menos grande ¿realmente puede profundizar lo necesario? Yo creo que no, y es por eso que digo que la historia no ha llegado a contagiarme todo el sentimiento que la autora pretendía. Y no digo que sea imposible, sino miren a Donde termina el arcoiris. Casi el mismo número de hojas y una mayor cantidad de años abarcado ¡y no saben lo muchísimo que me ha gustado! Supongo que es cuestión de balancear la historia: no dar tanto protagonismo al amor o la amistad, sino dar espacio para otro tipo de escenas. He echado de menos más momentos familiares, más con otros amigos, más con otros chicos o chicas. 

En resumen, no tengo mucho que decir sobre la novela, salvo que es ideal para una lectura de tarde, de esas que duran apenas unas horas, te sacan alguna sonrisa y que al terminar la guardas en la estantería para continuar con otra novela. Recomendada, sí, pero atentos a no ir con muchas expectativas porque la historia es bonita, pero nada más.