Reseña: La princesa prometida

29 jun 2015

La princesa prometida
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Esgrima. Lucha. Torturas. Venenos. 
Odio. Venganzas. Gigantes. Cazadores. 
Hombres malos. Hombres buenos. Las damas más hermosas. 
Arañas. Serpientes. Bestias de todas las clases y aspectos. 
Dolor. Muerte. Valientes. Cobardes.
Persecuciones. Fugas. Mentiras. Verdades. 
Pasión. Milagros
¿Crees en el amor verdadero?
Desde la creación del beso en el año 1642 a. C ha habido cinco grandes besos que han sido catalogados como los más puros, los más intensos, los más apasionados de todos los tiempos… El primer beso entre Buttercup y Westely los superó a todos… Esta, es su historia.
Díganme si todo eso no es suficiente para correr a comprar el libro y empezar a devorarlo, ¿a que sí? Lo cierto es que, hasta hace algunos años, yo no tenía ni idea de la existencia de este libro. Luego me enteré de que La princesa prometida había sido parte de la infancia de muchos niños (lectores y no lectores) y empecé a preguntarme dónde rayos estaba yo que me he perdido semejante novela. O si realmente he tenido infancia. Gracias a el fantástico blog de Clara es que he caído en cuenta de que me estaba perdiendo una historia épica, que da lo que promete y que, si realmente la hubiese leído cuando era más pequeña, estoy segura de que lo hubiera adorado con todo mi corazón. 

La bella Buttercup (vaya nombre, eh) vive con sus padres en una apacible granja de Florin, un reino a medio camino entre la Europa medieval y la renacentista, con caballeros andantes, damiselas en apuros, príncipes y malvados piratas incluidos. Con sus apenas diecisiete años se ha convertido en una de las mujeres más hermosas del mundo, pero ella solo tiene ojos para Westley - el mozo de cuadra - del que se acaba de dar cuenta de que está perdidamente enamorada. El chico no le es indiferente, al contrario: su historia de amor surgió de esos típicos tira y afloja, de miradas y pequeños roces. Hasta que Buttercup cayó en cuenta que un Como desees era más que un asentimiento a sus órdenes. Pero (porque toda historia trágica y romántica tiene un pero), Westley sabe que él no es suficiente para su amada y decide partir a América en busca de fortuna, prometiendo regresar para desposarla. Sin embargo, su barco cae en manos del temible pirata Roberts, un corsario que no deja supervivientes y el corazón de Buttercup se parte en mil pedazos, prometiendo que nunca más podrá volver a amar a alguien que no sea aquel que le prometió un amor verdadero.
Sus pasatiempos favoritos eran montar a caballo y atormentar al muchacho que trabajaba en la granja. Su nombre era Westley, pero ella nunca lo llamaba así. Nada proporcionaba tanto placer a Buttercup como dar órdenes a Westley a todas horas. Como desees, es lo que siempre contestaba él. Un día descubrió con asombro que cuando él decía como desees, en realidad significaba te amo.
Cuando el príncipe Humperdinck - cuya única pasión en la vida es la caza - le ofrece (o mejor dicho, le obliga) casarse con ella, Buttercup acepta su destino creyendo que nunca habrá otro como su adorado Westley, No obstante, poco antes de la boda es secuestrada por un singular trío de personajes: Fezzik, el hombre más fuerte del mundo, Íñigo, el mejor espadachín de la historia y Vizzini, un siciliano que compensa la malformación corporal con una agudeza mental admirable. ¿Su misión? Matar a la princesa para que Florin pueda declararle la guerra al reino vecino. ¿Lo lograron? Difícil decirlo, pues un misterioso hombre de negro (con máscara y capucha incluida) les va a la zaga, con la aparente intención de llevarse el precioso botín de cabellos dorados. ¿Y luego que pasa? Me temo, querido lector, que tendrás que leer La princesa prometida para averiguarlo.

Libro vs película: Dark places

25 jun 2015


Confieso que no tengo ni la más mínima idea de por qué estoy frente al ordenador escribiendo esta entrada: la sección se llama Libro vs película y es justamente eso, hablar de las adaptaciones literarias que llegan a cartelera, comentar sus más y sus menos, lo que se mantiene, lo que no y por supuesto, si finalmente se respeta la esencia de libro (que, creo yo, es lo más importante). En esta ocasión mucho me temo que no he leído el libro. Entonces, Cristina, ¿que haces escribiendo sobre algo que no sabes? La respuesta no podría ser otra: cuando se trata de mi adorada Gillian Flynn no puedo quedarme callada. Porque aunque no haya leído La llamada del Kill Club, aunque Dark places no llegue a la genialidad de Gone Girl, no hay duda de que es una buena historia que no merece pasar desapercibida y si en algo ayuda esta entrada, ya saben que yo quedo encantada de contribuir con mi granito de arena. 

Con tan solo siete años, Libby Day se convirtió en la superviviente de la matanza de Kinnakee, Kansas, la única que fue capaz de escapar de la granja a medianoche mientras su familia agonizaba, correr a través del terreno pantanoso y esconderse para luego poder identificar al asesino: su hermano Benjamin. Una sola palabra suya bastó para que Ben fuera condenado a pasar el resto de sus días entre rejas, dejando a Libby como una niña huérfana sin más recursos para vivir que aquellos que provenían de la caridad de los curiosos. 

Veinticinco años después tenemos a una Libby que sigue viviendo de los centavos que recibe de las donaciones, subsistiendo miserablemente y aceptando cualquier oferta que le reporte la ganancia necesaria para llevarse un pan a la boca. Hasta que conoce al Kill Club y los recuerdos empiecen a removerse. Aquel grupo de frikis no hace sino sacarle de sus casillas insistiendo en la inocencia de Ben. ¿Acaso ella no vio cómo mataba a su madre y sus hermanas? ¿Acaso ella no oyó los gritos y los disparos? Lo cierto es que, poco a poco, Libby empieza a traer al presente cada uno de los recuerdos de aquella fatídica noche. Su motivación puede ser el dinero que obtendrá por contar su caso, pero una vez que las viejas heridas estén abiertas, la curiosidad será mucho más poderosa. Y conocer la verdad de la historia implicará un viaje a través de la memoria, en la que no solo saldrán a la luz secretos de su propia familia, sino hechos que han estado ocultos frente a sus ojos y que ella se ha negado a ver a través de los años.


Los que me conocen saben que no suelo ver muchas películas de suspenso. Me gusta leer sobre ellas, eso sí, pero a veces prefiero quedarme con la historias del papel y dejar que mi imaginación se encargue de construir los escenarios y a los propios personajes. Sin embargo - y lo repito por si te saltaste alguna de las líneas anteriores - cuando se trata de Gillian Flynn no puedo quedarme tranquila, porque desde hace más de un año se convirtió en una de mis autoras preferidas del género. Así que junto a Sebastián, del canal Comiendo Mundos, decidimos que Dark places no podría estrenarse en cartelera sin que la viéramos, por lo que quedamos para verla a pesar de que las críticas no era demasiado entusiastas y la sala tampoco estuviese demasiado llena. Pero, ¿saben qué? Sí que valió la pena. 

No había leído previamente la historia, pero como buena bloguera que soy decidí empaparme de reseñas que me adelantaran algo - aunque sea mínimos detalles - sobre lo que encontraría en la pantalla. Tenía mis personajes más o menos construidos en mi imaginación y para mi buena sorpresa, tengo que decir que Charlize Theron ha hecho un buen papel como protagonista (un poco demasiado arreglada para la condición en la que supuestamente vivía, pero creo que pasa). La que no deja de sorprenderme es Chlöe Grace Moretz. ¡Qué versatilidad tiene esa chica! En Dark Places es Chlöe en su estado más puro: tierna por momentos y seductora en otras escenas. Y también en el papel más bitch (perdón por la expresión, pero no hay mejor término para su personaje) que le haya visto hasta la fecha. Ellas dos - a mi parecer- son quienes se roban el show en la película: atrás queda Ben por ser demasiado tímido y mucho más atrás el papel de ¿Lyle?, interpretado por Nicholas Hoult, porque no tiene más profundidad que una hoja de papel y porque su única función fue de servir de contacto con el Kill Club. 



Solo tengo dos quejas para esta adaptación y ninguna tiene que ver con la esencia de la historia. Si no me equivoco, esta fue la segunda novela de Flynn y al parecer, por alguna razón no le dio el final espectacular  que muchos esperaban, y lo mismo ocurrió en pantalla. Es cierto que nunca me vi venir el verdadero meollo del asunto, no sospeché mas que por un segundo quien estaba detrás de los ataques pero cuando todo por fin se resolvió, yo seguía esperando ese desenlace magistral al que nos tiene acostumbrados y no un simple conformismo. 

El otro aspecto que me dejo inconforme son los elementos de la novela: como ya lo comenté, en Dark Places no solo hay asesinatos, sino también rituales satánicos e invocaciones al diablo. Y a mi parecer, este es el aspecto mas descuidado de la adaptación. Tenia mucho potencial, pero quedó a medio camino.

En conclusión, con su mas y sus menos, Dark Places no es una mala película. Sabe mantener en misterio hasta el final y esta llega de una manera inesperada, llevando a encajar todas las piezas del puzzle. Quizás le faltó ese broche de oro que nos dio Gone Girl, pero como tampoco se trata de comparar, terminaré diciendo que vale la pena verla. ,como todo lo que venga por parte de Flynn.

Reseña: Perdido [Sinner]

22 jun 2015

Perdido
Serie Los lobos de Mercy Falls (3.5)
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Soy lo que soy, y eso no tiene remedio: 
un artista, un cantante, un licántropo, un pecador.
Oh, Cole... ¿Cómo puedo ser objetiva en esta reseña teniendo en cuenta lo mucho que me gustó el personaje? Pocas veces creí que un spin-off llegaría a gustarme más que la serie principal y Maggie Stiefvater se ha encargado de recalcarme que siempre existe una excepción a la regla. En Temblor todo era ternura y descubrimientos, pero en Rastro aparecieron los personajes que se convertirían en mis preferidos de la serie. Cole e Isabel son tan distintos como similares: por separado cada uno es personalidad embotellada y juntos son una pura dinamita. Ahora, en la soleada Los Ángeles, la historia de estos dos continúa porque ninguno está dispuesto a dejar de seguirle la pista al otro: Isabel se ha mudado con la idea de sacarse una carrera y dejar el pasado atrás; pero es ese pasado -encarnado en Cole - quién le persigue porque quiere recuperarla.
Antes de continuar me gustaría dejar una pequeña advertencia: en este libro no habrá mucho de Sam ni de Grace, como lo hubo en la trilogía principal por lo que, si su historia te encandiló y buscabas más de ellos, en Perdido solo encontrarás algunas pequeñísimas pinceladas que no serán suficientes para calmar la curiosidad. Este libro es un spin-off con otros protagonistas publicado especialmente - pero no exclusivamente - para darle un gusto a todos los lectores que, como yo, nos quedamos con ganas de más Isabel y mucho más Cole. ¿Te encantaron ambos en los anteriores libros? Entonces puedes estar seguro de que querrás con todo tu corazón a Perdido.

Mientras me situaba junto al coche, me dije una y otra vez que el hecho de que él estuviera allí no cambiaba nada, no significaba nada, no era nada. Nada, nada.
Me volví con la boca abierta, preparada ya para reprocharle que no me hubiese llamado antes de presentarse en mi estado, en mi trabajo, en mi vida.
Pero él me rodeó con los brazos.

Cole St. Clair acaba de llegar a California con un único objetivo: recuperar a Isabel Culpeper, aquella chica capaz de llevarle la contraria y aún así, lograr que su mente no pueda alejarse de ella. Pero Isabel no está dispuestas a arriesgar su corazón, no con la única persona de llegar a su lado más vulnerable y hacerle capaz de sentirse diferente. De esta manera, la historia se convierte en un delicioso tira y afloja, un camino lleno de altibajos, de escenas chispeantes, de otras que te dan punzadas al corazón. Pero sobre todo, Perdido es una novela casi de redención: Cole tiene que dejar de lado lo que alguna vez le convirtió en la estrella de rock más joven y temeraria, cuya imagen externa amenazaba con destruir su mundo interno, el Cole más auténtico y del que Isabel está enamorada. Y ella no se queda atrás, claro que no. Tiene que aprender a aceptarse a sí misma, cambiante, luchadora, aprender a confiar y abrir esa coraza que la recubre hacia nuevas experiencias. Pocos personajes juveniles están tan bien perfilados como ella: sarcástica, aguda e ingeniosa, definitivamente una protagonista que vale la pena conocer.

Cole apoyó el costado de la cabeza en la ventanilla y dejó que la mirada se le perdiera en el azul del cielo.
- Lo estoy intentando. Intento que deje de importarme. El hecho es que siempre seré él.
- ¿Quién?
- Cole St. Clair
En un principio me pareció una estupidez, pero enseguida comprendí a que se refería. Conocía la sensación de tenerse pánico a una misma.

Es cierto que no hay una trama clara porque la novela se enfoca sobre todo en la relación de ambos protagonistas. Maggie Stiefvater, con esa maravillosa pluma que tiene, nos relata una historia juvenil romántica como pocas, de esas en la que te vas enamorando a la par que los personajes. Y, como ya lo dije, cuando se trata de Cole no puedo ser objetiva, así que yo feliz porque nadie haya querido eclipsarlos, sino que los secundarios funcionan como un buen complemento que le agrega la dosis de celos, humor y picardía a Perdido

Por último, una pregunta que algunos me han hecho: ¿se puede leer Perdido de forma independiente? Sí y no. Si comienzas este libro sin tener ni idea de lo que ocurrió en la trilogía Los lobos de Mercy Falls es posible que puedas entender el ambiente que se respira en la historia, aunque habrá algunos detalles que puedan desencajarte al momento de leerlos. Sin embargo, si has leído los anteriores libros no hay duda de que Perdido es ese pequeño eslabón que faltaba, esa pieza que necesitaba encajar en el puzle y terminar de cerrar de la mejor manera una historia invernal, capaz de remover sentimientos con un estilo único y unos personajes que saben robarse el corazón. 

Reseña: The Iron Fey

17 jun 2015

Meghan Chase ha vivido durante los últimos años en una granja ubicada en un diminuto pueblo de Louisiana, siendo una marginada social en el instituto y hasta casi olvidada por su familia. No, no es mentira: las personas la ven y tienen tendencia a no recordar su existencia. A veces, hasta su propia madre y su nuevo esposo también lo hacen. Aquellos años en los que vivía con su padre han quedado atrás, porque un día desapareció sin dejar rastro dejándole a ella con los recuerdos más bonitos de su infancia. Sólo hay dos pequeñas grandes cosas que alegran su anodina vida de adolescente: el pequeño Ethan, su adorable hermanastro al que quiere más que nada en el mundo y Robbie, su pícaro y carismático mejor amigo, el único con el que puede contar pase lo que pase y también el único experto en chicharle llamándola  princesa.

Para cualquier chica, la víspera de sus dieciséis años es una fecha que celebrar por todo lo alto. Pero como ya se veía venir, con Meghan las cosas son un poquito distintas. El pequeño Ethan desaparece y en su lugar queda una agresiva criatura que amenaza con atacar a toda la familia.  Y ese es solo el principio de un sinfín de sucesos que podrán la vida de nuestra protagonista de vuelta y media: resulta que Robbie – más conocido como Puck – es en realidad un duende y que Ethan ha sido secuestrado y llevado hacia el Nuncajamás, el país de las hadas, donde gobierna la gélida reina Mab en su fastuosa corte de invierno y también Oberón, el rígido e imponente rey de verano. Verano e invierno siempre han estado enfrentados en más de una batalla y solo un enemigo común podría lograr unirlos (o al menos, hacer el intento). Cuando Meghan llega a la corte no sólo descubre que hay una nueva amenaza que se cierne sobre el Nuncajamás – el hierro, el único material de destruir a los duendes – sino también que ella, que nunca fue más que una chica del montón, ahora es la princesa de verano, la hija mestiza de Oberón, la única capaz de tener inmunidad frente al hierro y también una de las enemigas declaradas de Ash.

Review: El club de los incomprendidos

8 jun 2015



Casi seis meses después de estrenado en España, El club de los incomprendidos llega (¡por fin!) a Perú sin no pocos contratiempos. Dos cambios de fecha y la incertidumbre de no saber si realmente podríamos verlo en todas las pantallas nacionales tenía a muchas bluejeaners en ascuas. 

Por las reseñas que he hecho en el blog sabrás que yo no soy una de las mayores fans del autor, pero tampoco voy a decir que ¡Buenos días, princesa! me haya desagradado. No fue una obra de arte, pero tampoco un libro para desechar. Era entretenido y hasta cierto punto divertido, pero no más. Por eso, cuando vi el trailer lo primero que pensé fue que me había equivocado de película o de libro, porque las diferencias entre ambos saltaban a leguas a la vista. No obstante, luego de haber librado una mini batalla conmigo misma, sentado dos horas y pico frente a la pantalla y terminado la película tengo que decir, para mi propia sorpresa, que El club de los incomprendidos me ha gustado. Quizás el secreto haya sido ir sin muchas expectativas o tal vez fue el hecho de que - aunque me ha costado - la viese solo como la adaptación que es, teniendo muy en cuenta de que las diferencias entre libro y película serían más que evidentes. Es por eso que hoy no quiero hablar de la historia en sí, sino de la película como adaptación: ¿qué se mantuvo, que pasó a segundo plano? ¿Qué es lo más destacable y en qué se puede mejorar? ¿qué hay de los aspectos más técnicos? Sobra decir que esta entrada será bastante subjetiva, porque es mi opinión y cada quién puede estar de acuerdo o no conmigo, pero una cosa sí es cierta: sea buena o mala, El club de los incomprendidos es entretenido.


En líneas generales, esta adaptación juvenil sigue la vida de seis chicos muy distintos entre sí pero con una característica común: son diferentes a los demás, pero eso, lejos de ser algo que les baje la autoestima, les lleva a conocerse, a formar un grupo y a vivir los mejores momentos de su adolescencia juntos. O al menos eso es en el libro. La película conserva esa esencia, pero mucho me temo que se centra demasiado en un único personaje y descuida a los demás. Valeria será la encargada de introducirnos a la historia desde el primer fotograma y también la que lleva la voz cantante en la película. Es ella quién lleva a que la adaptación deje de lado ciertos temas que pudieron dar mucho más, pero que quedan eclipsados por el eminente romance que nace en la primera mitad de la misma, junto a todos los dramas adolescentes. Por mi parte, me hubiera gustado ver más de la relación de la chica con su madre (nos dieron apenas un atisbo en los primeros minutos, para luego ser relegado a un segundo plano) o que se aproveche más el escenario escolar para terminar de situar a los personajes en su ambiente. Yo sé que es tedioso hablar de exámenes o de tareas en una película, pero tampoco es que todo sean hormonas a flor de piel en la secundaria.

No soy experta en actuación ni nada de eso, pero me ha dado la sensación de que los protagonistas han sabido ubicarse en sus papeles y eso se traduce en la química que desbordan en pantalla. Tampoco estoy segura cómo será en España, pero al menos aquí, en Perú, encontrar un actor joven al quién el papel le resulte creíble es un poco difícil. Sólo hay que mirar algunas producciones nacionales (particularmente los de televisión abierta) para ver la pena que hacen en pantalla y lo forzado que resulta todo. No es el caso de Charlotte Vega, Alex Maruny, Michelle Calvó, Ivana Baquero, Jorge Clemente y Andrea Trepat, que en mayor o menor medida me han llevado a ponerle cara a los personaje y a querer conocer su historia.


En cuanto a los aspectos más técnicos, ¡qué bonito ha sido conocer Madrid junto a los Incomprendidos! Me gusta que hayan sabido explotar el escenario que Blue Jeans plantea en sus novelas, aunque también he leído un par de críticas que dicen que la adaptación parece estar patrocinada por alguna institución municipal debido a la cantidad de atracciones turísticas que se recorren. Por mi parte, no le pongo pega a ese asunto: soy una chica que ama viajar y conocer nuevos lugares. A falta de presupuesto para ello, hacerlo a través de una película tampoco está mal, ¿verdad? Más aún si es con Auryn como banda sonora, que, aunque no la conocía, me ha picado la curiosidad por saber más de su discografía.

Cuando terminé de ver la película, supe que era una adaptación sin más pretensiones que llegar a su publico y entretenerlo por unas pocas horas. También me di cuenta de una serie de incoherencias que al momento se me pasaron (a muchos tal vez no, pero a mí sí), que llevan a que la historia sea un poco inverosímil. Veamos, ¿cuantas veces en metro se ha detenido porque alguien tiene que bajarse a despedirse de su mejor amiga? ¡Con suerte se demora lo justo para que suban los pasajeros! ¿Y poner música por los altavoces, junto con plantar un sillón rojo en medio de la estación? Aquí te hacen tanto bullying que no piensas volver a pisar el metro en los próximos años... y eso sin contar la facilidad con que uno pueda abrir una taquilla ajena para dejar una tarjetita de San Valentín, lo sencillo que resulta despistar a tus padres para irte de fin de semana con tu novio y la facilidad con la que sigues quedando con un tipo que te besa a la fuerza y te amenaza con tirarte de un edificio histórico en pleno centro de Madrid. ¿Increíble, verdad? Si son quisquillosos, todos estos hechos lo único que harán será darte risa (o cólera) y quizás te lleven a odiar la película. En todo caso, lo mejor es tomarlo como un elemento más en el conjunto, algo por lo que no vale centrar tanto la atención a riesgo de terminar aburrido.

En conclusión, El club de los incomprendidos no es una mala película. Es una adaptación entretenida y medianamente interesante, sin más pretensiones que alegrar al público durante las dos horas que dura, llevarle de paseo por Madrid y alrededores y dejar que desconecte por un momento junto a una banda sonora que te hace recordar algunos momentos de la adolescencia.

Reseña: Algo tan sencillo como tuitear te quiero

2 jun 2015

ALGO TAN SENCILLO COMO TUITEAR TE QUIERO
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Comenzar la universidad es una experiencia inolvidable. Muchos dejan su ciudad, su familia, sus amigos para ir en busca de sus sueños. La elección de carrera es solo el primer paso. Luego sigue escoger la universidad y, por supuesto, la residencia en la que pasarás todos esos años y en la que conocerás nuevos amigos, te enamorarás y formarás una nueva familia. Pero Elena lo tiene muy claro: su único objetivo es llegar a ser tan buena abogada como sus padres. Si para ello tiene que quemarse las pestañas estudiando, lo hará sin dudar. Salir con chicos no está en sus planes, mucho menos enamorarse de alguno, porque solo sirven para distraerla de su objetivo. Las cosas pueden torcerse cuando conozca a David, misterioso pero carismático, y al resto de habitantes del pasillo 1B de la residencia Benjamin Franklin. Nicole, una peruana y Ainoha, una canaria, rápidamente se convierten en amigas suyas, así como Julen y Manu (aunque este último parecer querer algo más que una amistad). Incluso Iria, Toni y el bohemio Óscar empiezan a unirse poco a poco al círculo, chicos de todas partes de España con un único objetivo en común: sacarse la carrera con la que llevan soñando mucho tiempo y, por supuesto, crear nuevos amigos en el proceso. 


Cada persona es un mundo y Blue Jeans se encarga de retratarnos a cada uno de su personajes con esmero. Los chicos llegan a la residencia con muchas ganas de empezar una nueva vida, pero también de dejar atrás algunos secretos y malas experiencias. Algunos, como Iria, tendrán que aprender a vivir con un vacío en el corazón: ha dejado a su novio en Galicia y mucho le costará acostumbrarse a llevar una relación a distancia. Toni, por su parte, se encuentra en un dilema: se ha enamorado, pero no de una chica de carne y hueso, sino de alguien con la que habla a través de mensajes de Skype y a la que nunca ha visto el rostro. Ainoha tiene problemas con su peso, Julen esconde algo que no debe salir a la luz y Manu, el más excéntrico y bromista, tampoco se ve libre de pequeños demonios que le acechan. Juntos, el pasillo 1B pueden superar todos sus problemas: hacer frente a las bromas, encontrar soluciones, pero sobre todo, aprovechar ese tiempo que tienen juntos porque los años pasan volando como un suspiro y es imposible volver atrás.

Habiendo leído anteriores novelas del autor, sabía que no debía ir con muchas expectativas: no voy a negar que sus novelas son divertidas, ocurrentes, pero no me llegan a llenar del todo. Quizás sea porque ya he pasado mi época adolescente o tal vez porque la historia no termina de atraparme como a muchos, pero lo cierto es que, si empiezo un libro suyo, es más que nada para desconectar un poco del mundo y sonreír con escenas que nos plantea este autor sevillano. Si curiosean por GoodReads, verán que le he puesto 2.5 a esta nueva novela de Blue Jeans. ¿Es eso malo? Desde mi punto de vista, un 2.5 es exactamente la mitad de un 5, por lo que podría decirse que Algo tan sencillo como tuitear te quiero estuvo más bien normalito: no me gustó tanto, pero tampoco me ha desagradado.
Las cosas no siempre son lo que parecen ni como uno desea. Pero debes lanzar la moneda para saber si sale cruz o cara
Las comparaciones son odiosas, lo sé. Pero en este caso me ha resultado inevitable traer a colación tanto Canciones para Paula como la serie Los Incomprendidos. La única razón por la que lo hago es porque todos esos libros se parecen demasiado, tanto en la historia como en los personajes. No digo nada de la forma de escribir, porque sé que ese es el estilo del autor (y tiene su punto de originalidad, porque es fresco y directo). No obstante, me da la sensación que repite la fórmula que una vez le dio el éxito: un grupo de chicas y chicos con problemas cada uno, que se convierten en protagonistas (que no personajes, por lo que tenemos nueve protagonistas en esta ocasión) de una historia llena de enredos y malos entendidos típicos (o no tanto) de la etapa en la que se encuentran. Me pregunto yo, ¿es necesario tener tantos protagonistas? ¿Por qué no aprovechar el comienzo de una nueva historia - que probablemente termine convirtiéndose en serie - para innovar y probar cosas nuevas? Las novelas coral no me desagradan, pero tras leer seis libros con este formato ya empieza a resultar cansino. Además, no siempre se llega a profundizar todo lo que pudiera en cada personaje y uno queda con la sensación de que cada uno pudo dar mucho más de sí

Por ahí leí que Algo tan sencillo como tuitear te quiero era mas bien una novela new adult, con la que Blue Jeans apuntaba hacia un publico más adulto. Si bien es cierto que presenta las características básicas de este «género» (chicos entre 18 - veintipocos años con la universidad como escenario de fondo) a los personajes los he sentido tan juveniles como en sus anteriores novelas: los mismos caprichos, las mismas ideas y casi la misma forma de ver el mundo. El escenario está ahí, pero no se sabe aprovechar de todo. Tocar temas como bulimia, drogas y sexo tampoco la hace new adult, no cuando los menciona casi de pasada y sin profundizar en ellos (y repito, tenía mucho que explotar). Sobra decir que esta vez no me sentí identificada con ningún personaje, ni siquiera con Nicole - la chica peruana - que, aparte de mencionar de pasada algunos platos típicos de mi país, parecía un personaje español más. Agradezco a Blue Jeans el detalle que ha tenido con nosotros al incluir a un peruano en sus historia, pero vamos, si la joven ha vivido hasta los doce años en Perú debe llevarse a la península algo más que un recuerdo gastronómico. 
- ¿Atracción no es igual a amor? 
- Atracción es igual a sexo, amigo.
Por último, en anteriores novelas suyas el autor jugó con el factor sorpresa para dar uno o varios giros inesperados a sus novelas. ¿Qué pasó ahora? Esta vez no me ha sorprendido nada, varias cosas me parecieron previsibles y el final me lo veía venir hacia la mitad de la novela. ¿Será acaso que me estoy volviendo mas crítica? ¿O será que al autor le faltó poner un poco más de cuidado en ese aspecto? Sea cual sea la respuesta, me gustaría resaltar los puntos buenos de la novela antes de terminar esta reseña: Algo tan sencillo como tuitear te quiero es fácil de leer, de enganchar al lector curioso y de sacar algunas sonrisas. Pero, si va a haber una continuación, espero que se sepan aprovechar de una mejor manera todos los elementos que se tiene a disposición.

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