Zak Duquette (vaya nombre, eh) se declara un completo friki de los cómics, la ciencia ficción, Star Trek y por supuesto, no se pierde ninguna edición de la WashingCon, convención anual en la que se siente como pez en el agua. Ana Watson es todo lo contrario: intenta ser la chica perfecta, es la líder del equipo de Preguntas y Respuestas y a ojos de sus padres, su futuro está más que decidido y no hay nada que pueda salir mal. Hasta que lo impensado ocurre. 

Por azares del destino (más bien, por torpeza del propio Zak), el chico es castigado por su profesora favorita y corre riesgo de suspender el año. ¿La solución? Asistir como suplente al Torneo e Preguntas y Respuesta que se celebrará en dos días. ¿Lo malo? Que se cruza con aquello que ha estado esperando durante trescientos sesenta y cinco días: su adorada WashingCon. ¿Y lo bueno? Pues no lo hay. ¿O si?

En el trayecto de la escuela a Tacoma (Washington), Zak conocerá a Clayton Watson, un chiquillo superdotado y a su perfeccionista hermana Ana. Aunque al comienzo anda ofuscado por todo, poco a poco Zak y Clayton empiezan a hacer buenas migas y este termina contando lo maravilloso que es la WashingCon. Así que cuando llegan al hotel y se instalan para descansar, Clayton decide rebelarse por una vez en la vida y ver con sus propios ojos aquellas maravillas de las que habla Zak. Por supuesto, escaparse es solo la primera parte del plan y no contemplaba con que su hermana estaría al borde de los nervios al darse cuenta de su ausencia y de que solo tiene veinticuatro horas para encontrarlo. La única forma que Ana tiene de encontrar a su hermano es aliarse con Zak y soportar cada uno de sus frikismos mientras se adentran en la convención más grande y rara de todas. Pero eso solo sirve para que Ana se dé cuenta de una cosa: la vida no tiene que ser perfecta, los amigos no tienen que ser perfectos. ¿Qué mal podría hacerle echar una cana al aire? Desde luego, una persecución de película y un vikingo enojado no entraba en sus planes.

Decían que para 1990 tendríamos ciudades en la luna, pero nadie predijo que existiría Internet ni las cámaras digitales A veces las mejores predicciones terminan siendo erróneas, y las teorías más improbables terminan haciéndose realidad

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+ Datos sobre el libro | Lee los primeros capítulos

Willow Chance es una niña prodigio.
Le gustan las cosas curiosas, los datos relacionados a enfermedades extrañas, la jardíneria especializada y sobre todo, contar de siete en siete.  Tiene una forma peculiar de ver el mundo y también unas manías que no muchos comprenderían. Pero sus padres, sus adorados padres, son las dos mejores personas que le dieron a ella ese hogar que tanto necesitaba.

La personalidad crítica y perspicaz de nuestra protagonista le ha llevado directo a la oficina del orientador escolar. ¿Qué no era una niña prodigio, capaz incluso de aprender un idioma en un par de días? Lo es, claro que sí, pero a muchos profesores les cuesta creerlo. Como sea, es en esas sesiones donde Willow conocerá a dos personas que jugarán un papel muy importante en su futuro porque a sus doce años está a punto de enfrentarse al momento más doloroso de su vida: sus padres han fallecido en un accidente de tránsito y a ella no le queda más familia en este mundo. Pero junto a un incapaz psicopedagogo, dos hermanos vietnamitas (uno con más mala leche que el otro), un taxista mexicano y una madre que aún no supera un corazón roto, Willow empezará, poquito a poco, a reconstruir esa vida que ella creía olvidada. Pero sobre todo, entenderá que aunque sus padres ya no esté, aunque la posibilidad de ser llevada a un orfanato crezca a pasos agigantados, siempre habrá alguien dispuesto a acogerse en su casa y en su familia. Porque la verdad sea dicha, el hogar no es algo material, el hogar se lleva en el corazón.

Quiero apagar el sol y vivir en la oscuridad.
Despierto encima de un colchón en el suelo de un garaje al otro lado de la calle del salón de la calle del salón de uñas de uñas de la madre de Mai.Siento que ha pasado mucho tiempo, y no tengo idea de dónde estoy.
Espero estar soñando.
Pero no es así. Sucedió ayer.
Su enorme peso cae sobre mi con una fuerza mayor a la de la gravedad.
Es aplastante.
Tengo doce años y, por segunda ocasión, no tengo padres.

En nombre del amor

+ Datos sobre el libro | Lee los primeros capítulos

Gabby Holland se ha mudado hace poco a un nuevo vecindario. Es joven, trabaja de asistente pediátrica y vive con la adorable Molly, una collie que terminará jugando un papel muy importante en su futuro. Aunque Gabby parece tener una vida maravillosa, hay detalles de su día a día que le preocupan, como el hecho de que Kevin, su novio, aún haya decidido dar un paso más en su relación. O está el hecho de que Travis, su vecino, hace fiestas muy bulliciosas con sus amigos que lo único que le recuerdan es la escasez de amigos que Gabby tiene. O la última, que Molly parece estar encinta y en responsable no es otro que Moby, el inquieto perro del vecino, ese vecino que empieza a caerle mal aunque no sabe por qué (y no, ella no cree que sea porque es guapo y suele pasearse medio desnudo por ahí ¿o sí?).

Despúes de un primer encuentro en que Gabby le reclama a gritos a Travis y este intenta explicar que su mascota no puede ser el responsable, empiezan a entablar una relación más amistosa que poco a poco va dando paso a algo más. ¿El problema? Que Gabby tiene novio, no lo olviden. Y que Travis está haciendo lo imposible por acercarse a ella, bajo la excusa de que solo quiere ayudarle a integrarse al vecindario. Pero seguro que ya adivinan por hacia donde irá la historia y permítanme decirles que no se equivocan. Pero tampoco están acertando del todo, porque Nicholas Sparks nos tiene reservadas un par de giros inesperados.

- No creo que sea buena idea. Tengo novio.
- Fantástico. Pues dile que venga.
- Llevamos juntos casi cuatro años.
- Ya te lo he dicho, estaré más que encantado de que venga.
- ¿De veras?
- Por supuesto. ¿Por qué no?
- Ah, bueno… Tampoco podría. Está fuera, de viaje, por unos días.
- Entonces, si no tienes nada mejor que hacer, ven con nosotros.
- No creo que sea una buena idea.
- ¿Por qué no?
- Porque estoy enamorada de él.
- ¿Y?
- ¿Y qué?
- Y… puedes seguir enamorada de él en mi casa.

Les confieso que fui la primera en sorprenderse cuanto terminé En nombre del amor... y me di cuenta de que me había gustado. No al nivel de colocarlo entre mis favoritos, pero sí en el sentido de que me entretuvo bastante y hasta me hizo reír un par de veces. Pese a la alergia que le tenía al autor (intenté empezar otros libros suyos antes y nunca pasé de los primeros capítulos) decidí darle una nueva oportunidad y me alegro de haberlo hecho. Creo que es perfecta como novela canapé: corta, ligera, con cierta dosis de comicidad e ideal para despejar la mente o servir de transición entre lecturas más densas. 

En nombre del amor (¿les parece un título cursi? A mi sí, pero lo cierto es que tiene una explicación) es una novela dividida en tres partes: un prólogo y un epílogo situado en el 2007 y la parte central de la historia, contada unos diez años antes. La historia de Gabby y Travis es tierna, graciosa, con toques de picardía que terminan robando sonrisas a quién lee sus aventuras y desventuras. A ellos les rodean un elenco de personajes variopintos, que logran que la novela no decaiga en ningún momento, pese a que las descripciones del autor no siempre sean las acertadas (en el sentido de que exagera un poco, pero supongo que es su estilo). No he leído otros libros del autor, pero algo me dice que todos sus personajes se parecen bastante. ¿Es así? Espero que no, porque aunque Gabby y Travis me gustaron como protagonistas, siento que pudieron dar mucho más de sí y alejarse de los prototipos de "chica guapa con problemas" y "chico sexy que cambia por chica guapa". 

Estaba sorprendido de que el día que había pasado con Gabby le hubiera provocado todas aquellas reflexiones acerca de su forma de ser: Gabby, la mujer que lo había acusado falsamente, que lo había evitado constantemente, que lo había contrariado abiertamente, y que después le había expresado repetidamente que estaba enamorada de otro hombre. Increíble.

Sin embargo, creo que el plus de la novela, eso que terminó de engancharme, es que la historia de estos dos personajes no acaba cuando terminan aceptando que están enamorados el uno del otro (ni cuando tiene que enfrentarse a Kevin, ni cuando Gabby se da cuenta de que la decisión más difícil la tiene ella). Sparks nos permite echar un vistazo a su vida del futuro, casi diez años después de conocerse y eso es lo verdaderamente genial de esta novela, porque es ahí cuando se entiende el sentido de la historia. Quizás Sparks corrió un poco al momento de describirnos cómo se conocieron o cómo empezó a nacer el amor entre ambos, pero sí me ha gustado como todo llega a encajar como un puzzle y darle sentido al título de esta historia. Quiero pensar que el gran mensaje es ese precisamente: que todos en la vida tenemos que tomar decisiones difíciles (como lo hizo Gabby y como tendrá que hacerlo Travis), pero la verdadera pregunta es, ¿hasta donde estarías dispuesto a llegar?.

Es posible que algunos ya se hayan dado cuenta y si no, tampoco es una sorpresa. En nombre del amor tiene su adaptación a la gran pantalla (como casi todas las películas de Sparks) y aunque no ha estado mal, tampoco es tan fiel al libro como hubiera esperado. Siempre digo que una película nunca será igual que un libro, pero me parece que en este caso si hubiera sido posible conservar la mayor cantidad de detalles, puesto que la trama no es compleja y de por sí provee varios elementos que hubiesen sorprendido a la audiencia. Así que, si piensan ver la película ¡anímense antes a leer el libro! Si lo hacen al revés puede que se desencanten (o quizás no), pero creo que la experiencia se disfruta mejor sabiendo de qué va la historia. 

Para encontrar el verdadero camino, a veces tienes que perderte... pero a Amy esa pérdida le costará un pedazo de su corazón. Cuando su padre fallezca en un accidente, ella y su madre toman la decisión de mundarse de California a Connecticutt (¡a la otra punta del país!) para comenzar una nueva vida, lejos de los recuerdos dolorosos que existen en su antiguo barrio. El problema viene cuando Amy tiene la tarea de llevar el auto familiar a su nuevo hogar, un auto que transporta sus pertenencias y sobre todo, el auto que ella conducía cuando se padre muere por su culpa en medio de un accidente de tránsito. Amy se ha negado a conducir desde entonces y su madre lo sabe. Y es aquí donde entra Roger, un amigo de la infancia que será el conductor durante los casi cinco mil kilómetros que la separan de un nuevo comienzo, en un viaje que es todo menos planeado, en un tiempo que debería ser suficiente para terminar de cicatrizar sus heridas.

¿Les confieso una cosa? Pese a las estupendas críticas que tenía Amy & Roger, ese 5000 kilómetros para enamorarse que reza como subtitulo me hacían desconfiar un poco de la novela. Hasta el día de hoy no entiendo por qué Plataforma Neo lo añadió, porque de romántico este libro tiene mas bien poco, muy poco. Ni siquiera eso es lo esencial en la historia. Es un añadido que surgió a medio camino y le dio algo de color al ambiente, pero el verdadero (o los verdaderos) protagonistas son Amy, Roger y las historias que cada uno tiene que contar. Y les aseguro que Morgan Matson se ha encargado de que este road trip sea memorable, no solo para los personajes, sino para el lector que se embarca a recorrer Estados Unidos junto a dos chicos diferentes, pero también similares en muchos aspectos.

Siempre he dicho que ni las distopías ni la ciencia ficción son lo mío. Son pocos los libros que he leído de esta temática y he disfrutado de verdad. En mi reseña del libro comentaba que, si bien es cierto que no llegó a gustarme como esperaba, reconocía que era una buena obra, con buenos personajes, con una trama hasta cierto punto original y sobre todo, con mucho potencial. Abordaba el tema de los extraterrestres (que hasta ahora no se ha visto mucho en literatura juvenil) y eso marcaba un quiebre con respecto a otros libros. Yo esperaba bastante de la película, porque el trailer también prometía y de alguna manera confiaba en Chlöe Moretz en el papel principal. Pero, aunque La Quinta ola tiene un muy buen comienzo, de esos en los que te hace aferrarte a la butaca y dar un par de sobresaltos, luego declina, cae en picado y termina convirtiéndose en un filme más de montón, que pudo ser, pero no fue y cuyas probabilidades de continuación son relativamente bajas. 

Creo yo que el gran fallo de esta adaptación es creer que para llegar a un público juvenil se necesita un romance entre la protagonista y el guapo de turno, que finalmente termina resultando cursi, con demasiado regusto a instalove y tan poco creíble que hasta da risa. Además, acapara más de la mitad del filme y conlleva a descuidar la trama principal, a profundizar en los aspectos que realmente importa. Señores guionistas, los jóvenes podemos disfrutar de una película sin necesidad de un romance forzado. Es cierto que nos gusta ver al tío guapo caer rendido a los pies de la chica valiente, pero eso no es lo suficientemente importante para sacrificar el resto de la película. Para mí, nada mejor que esos romances que se cuecen a fuego lento, que se hacen de rogar y que se van construyendo de manera sólida. 

Del romance se deriva el segundo punto: la poca evolución de los personajes. Chlöe Moretz hace lo que puede, pero lo cierto es que del guión no le ayuda mucho a explorar la complejidad de Cassie. Durante la primera mitad de la película tenía la ilusión de que sería un personaje que valía la pena recordar, pero esa idea se desbarató en cuanto conoce a Evan, pasan un par de días y es capaz de confiarle hasta su vida. ¡Espabila, niña, que estamos en medio de una invasión alienígena! ¿Cómo vas a confiar en un completo desconocido, por más que tenga unos ojos y un cuerpo maravilloso? He extrañado mucho a la Cassie del libro, esa Cassie que mostraba un debate interno ante cada decisión que había que tomar, esa chica que actuaba de manera coherente con la situación, que mostraba sus debilidades y su humanidad. Yo no quiero ver a una Cassie que dice estar huyendo por su vida, pero que conserva su maquillaje y su look casi impecable, pese a que lleva días escondiéndose en el bosque y sobreviviendo con lo que encuentre. Ya no hablemos de Evan, que aunque no tengo problemas con su actuación, hay escenas que pecan de empalagosas y líneas de guión que suenan demasiado forzadas, demasiado irreales (y repito, hasta da risa).

Creo que en algún momento mencioné que detesto ver películas dobladas, sobre todo cuando se tratan de adaptaciones de libros. Siempre me he quejado que las voces que doblan suena un poco... irreal, carente de sentimiento. Y ese fue mi tremendo fallo al ver La quinta ola, porque algo me dice que quizás la hubiera disfrutado un poco más si la hubiese visto en el idioma original. Así que si están pensando ir a verla ¡opten por la subtitulada, por favor! Se estarán haciendo un gran favor y como añadido, podrán practicar un poco el idioma. 

Me gustaría cerrar diciendo que no todo es malo en esta película. En realidad, tampoco es TAN malo. Es solo que tenía elementos que se podían haber explotado mejor y hubiera resultado más verosímil, en lugar de optar por lo fácil y seguro. Los efectos especiales, por ejemplo, son un punto a favor de la adaptación, porque ayudan a construir el mundo que Rick Yancey había imaginado. Lamentablemente la línea argumental termina cayendo en lo tópico y es de esta manera como un libro con mucho potencial se queda en el camino. ¿Habrá una segunda parte? El final es lo suficientemente cerrado como para dejar la historia ahí o animarse con El mar infinito. Supongo que el tiempo (y la taquilla) nos darán la respuesta.

Percy Jackson siempre fue uno de mis grandes pendientes. Sin mentirles, llevaba años en mi lista de futuras lecturas, años en los que no me animaba a empezar con la serie porque la veía demasiado juvenil para mi gusto. Pero por cosas del club de lectura, decidí tomar cartas en el asunto y hacer algo que hasta entonces no había hecho: comprar el boxset (y en inglés) para no tener excusa alguna. Por supuesto, la más sorprendida fui yo, no solo al darme cuenta que me gustó mucho más de lo que esperaba, sino que necesitaba leer libro tras libro para saber cómo continuaba la historia. Una semana fue suficiente para terminar toda la saga y ahora estoy deseando saber cómo continúa en Los héroes del Olimpo.

A estas alturas muchos de ustedes ya sabrán de qué va la historia. Para los que no, les comento que Percy es todo menos normal. A sus doce años sufre dislexia, trastorno hiperactivo de déficit de atención y ha sido expulsado de tantos institutos que ya perdió la cuenta porque muchas veces porque se ve envuelto en situaciones extrañísimas para todo mortal que se precie. Pero todo empieza a torcerse - aún más - cuando vaya a parar al museo Museo Metropolitano de Arte (Nueva York) en un viaje de estudios y termine descubriendo que en realidad él es hijo de un dios griego. ¿Difícil de creer, verdad? Pues a Percy le pasa lo mismo. Encima, cómo si haber vivido engañado toda su vida no fuera suficiente, su madre desaparece cuando iba camino el Campamento Mestizo - el único refugio seguro para chicos como él - y a Percy se le acusa de ser haber robado el rayo de Zeus, un arma poderosa y letal, capaz de llevar a una guerra entre los Olímpicos. Vaya verano el que te espera, Percy. Y a todo esto... ¿quién es verdaderamente su padre?

Quirón: Bien. Puedes ir con dos compañeros. Grover es uno. La otra se ha ofrecido voluntaria, si aceptas su ayuda.
Percy: Caramba. ¿Quién puede ser tan tonta como para ofrecerse voluntaria en una misión como ésta?
Annabeth: Llevo mucho tiempo esperando una misión, sesos de alga. Atenea no es ninguna fan de Poseidón, pero si vas a salvar al mundo, soy la más indicada para evitar que metas la pata.