El camino de Sherlock y dos (o más) novelas para empezar a leer thriller o suspenso

6 mar 2017


El thriller o novela de suspenso siempre se encontrará entre mis favoritas: esa sensación de ansiedad e incertidumbre que ciertos autores son capaces de lograr me  fascina. El ritmo frenético, las escenas de acción, pero sobre todo los personajes ingeniosos hacen que una novela de este tipo se disfrute de principio a fin. No es un secreto que adore con todo mi corazón las novelas de Gillian Flynn (aunque lo suyo vaya más hacia el terreno psicológico) o que entre mis recomendados siempre se encuentren historias con estas características. Descubrir el thriller fue una de las mejores cosas que me han pasado en mi vida como lectora y gran parte de ello se lo debo a mi hermana por presentarme a Andrea Ferrari, cuyos libros son los protagonistas de esta entrada. El camino de Sherlock fue el primer libro de esta autora argentina que llegó a mis manos y - como en muchos casos - fue casi sin querer, como quien va a una librería de acompañante y termina llevándose a casa una historia que será la puerta a muchas otras. Es así como las dos nos vimos envueltas en esta trilogía juvenil catalogada dentro del Plan Lector de mi país (luego nos enteramos que había sido ganadora del Premio Jaén de Narrativa Juvenil)

Pero, ¿qué tiene esta historia que nos ha enganchado tanto? En El camino de Sherlock conocemos a Francisco Méndez, un chico de unos catorce años cuyo coeficiente intelectual está muy por encima de la media y cuya pasión en la vida es descifrar crímenes como lo haría el detective de Baker Street. Desde pequeño su familia ha intentado que el niño sea una pequeña celebridad debido a su inteligencia, pero ni el concurso de talentos ni los premios en la escuela dieron los resultados esperados (para suerte de Francisco, dicho sea de paso). Hoy en día el muchacho mantiene un perfil bajo en la escuela - o al menos lo intenta - y se rodea de su único y mejor amigo llamado Arturo, compartiendo experiencias cada cual a más extraña en su camino por imitar al famoso investigador. Hasta que un día se les presenta una verdadera oportunidad: en el barrio de Belgrano han ocurrido tres asesinatos y la policía es incapaz de dar con el culpable. Francisco está dispuestos a desenmarañar el caso y ponerse a prueba a sí mismo, retar esa inteligencia y demostrar que su obsesión por los detectives no es una pérdida de tiempo. Ponerse en la piel de S. Holmes no le costará mucho, pero ¿convencer a Arturo de que sea su J. Watson? Eso quizás le tome un poco más de tiempo, pero no hay duda de que entre los dos lograran ponerle punto final al caso... antes de que el asesino descubra quién está intentando revelar su identidad y vaya a por él 

¿Quién dice que una novela de suspenso necesita de muchas páginas para lograr crear una buena historia? Andrea Ferrari está para desmentir este hecho y prueba de ello son las tres novelas que componen esta serie, cada cual a más arriesgada, pero siempre manteniendo ese sello tan característico: nos trae un caso retorcido (incluso un poco espeluznante) pero lo aborda con inteligencia y sentido del humor, a través de una pluma ligera de leer. Francisco y Arturo serán nuestros guías, nuestros ojos para conocer la historia al completo. Sí, son dos adolescentes que tienen problemas de adolescentes (ya saben, escuela, tareas, padres pesados, quizás alguna chica por ahí...) pero no lo dejan de lado para ponerse en la piel de detectives e intentar salir airosos de ellos. Creo yo que ello son los dos puntos fuertes de estas novelas: protagonistas que van creciendo con los años, que van tomando nota de sus errores y evolucionan como cualquier chico de su edad. Pero Ferrari no se queda ahí, sino que logra que cada pieza encaje como un puzzle, dando a cada entrega la complejidad necesaria, otorgando peso también a los secundarios que vienen a aderezar el misterio que rodea cada página. Guiños a Sherlock Holmes hay por montones y tanto si eres fan de los libros de Conan Doyle como si no, estoy casi segura de que disfrutarás de cada una de estas historias. ¿Y un plus adicional? Que las novelas son cortísimas (creo que apenas llegan a las doscientas páginas cada una) y la edición es muy económica. Si eres de los que van en busca de una buena historia para comenzar con el género, aquí una recomendación (casi) infalible. 


La grata experiencia con El camino de Sherlock me predispuso a leer cualquier libro que Ferrari sacara al mercado. De esa manera me encontré con También las estatuas tienen miedo (bonita con ganas, por cierto) y Café solo, historias en las que se anima a explorar un poco más en el complejo, variado pero maravilloso mundo de los adolescentes que deben enfrentarse a los muchos cambios que están por venir en sus vidas. Sin embargo, no fue hasta que llegué a El hombre que quería recordar cuando me di cuenta de lo mucho que había extrañado esa vena más policial de Ferrari (lo curioso es que este título se publicó mucho antes que la trilogía anteriormente mencionada). Con esta nueva historia estamos, nuevamente, frente a un thriller: a sus diecisiete años, la experiencia de Santiago en el ámbito periodístico es casi nula y en el diario en el que practica tampoco le toman muy en cuenta... hasta que un día llega un desconocido con una historia casi inverosímil: ha despertado en un hospital y no recuerda absolutamente nada, ni su nombre, ni qué le llevó a la capital. Pero tiene un pedido aún más extraño: contar con nuestro protagonista para ayudar a descubrir su identidad, un hecho del que ambos saldrían beneficiados. El hombre podría recuperar sus recuerdos y Santiago hacerse notar frente a sus superiores. No parece un mal trato, ¿verdad? Al menos, hasta que descubren que alguien está tras la pista de ese hombre y quiere silenciarlo de una vez por todas. 

Leer a Andrea Ferrari siempre es divertido. En pocos capítulos es capaz de montar una historia con varios giros argumentales y las pinceladas necesarias de suspenso, sin descuidar a sus personajes. En El hombre que quería recordar nos encontramos frente a una premisa interesante, donde nada es lo que parece y cuyo final resulta un poco agridulce (pero no por ello es malo). Es cierto que se siente un poco menos trabajado que El camino de Sherlock y quizás la ausencia del sentido del humor que tanto caracterizaba a Francisco Méndez se echa un poco de menos, pero, siendo objetivos y dejando de lado las comparaciones, lo cierto es que esta novela también se disfruta mucho, especialmente cuando da EL giro inesperado y voltea completamente la tortilla. Soy fan de los autores que utilizan este recursos logrando que sea creíble y me alegra saber que Ferrari se incluye dentro de este grupo.

Casi para terminar, tengo que confesar que este es un post que tenía pendiente desde hace muchos (en serio, muchos) meses. El trabajar en una librería y con la campaña escolar en auge ha devuelto una idea a mi cabeza y quería compartirla con ustedes: ¿qué les parecería una zona dedicada a novelas de Plan Lector? ¿O quizás una sección para novelas cortas? Tengo varios títulos en la lista y me gustaría poder hablar de ellos. Sé que no serían reseñas propiamente dichas, más bien con un tono más parecido a de esta entrada. ¡Soy toda ojos para leer sus comentarios! Y por supuesto, no se olviden de decirme si ya leyeron a Ferrari anteriormente y si hay algún otro título que recomienden. Sería genial poder conversar con ustedes sobre ellos.

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