Reseña: Landline, segundas oportunidades

Landline
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Georgie McCool sabe que está a punto de meterse en un aprieto. A sus treinta y poco años, con dos adorables hijas y un esposo dedicado a su hogar, tiene que tomar una de las decisiones más importantes de su vida: elegir entre el sueño que lleva años persiguiendo o dejarlo de lado por su familia. 

Se acerca la Navidad y uno de los mayores productores de televisión ha fijado su atención en el nuevo proyecto de Georgie (y también de Seth, su guapo, carismático, mejor amigo y socio) y quiere un adelanto para después de las festividades. ¿El problema? Que eso supone días de trabajo encerrados en la oficina... y Georgie ya habían planeado viajar a Omaha para celebrar Navidad en familia. Quizás la relación con su esposo e hijas no sea perfecta, pero los adora y renunciar a alguno de ellos podría ser la cosa más difícil del mundo. Intentar abarcarlo todo puede resultar aún peor. Cuando Georgie tome una decisión, los miedos e inseguridades estarán a la orden del día. Si se le presentara una - tan solo una - ocasión de poder arreglar las cosas, ¿tomaría Georgie esta nueva oportunidad que le da la vida? 

Soy incapaz de decir no a una novela de Rainbow Rowell. De las tres que he leído de ella, una me gustó mucho, la otra no tanto y Landline está en un punto intermedio. Pero, ¿qué tiene esta autora que me llama tanto la atención? Creo que a veces son sus personajes, en otras ocasiones es la forma de escribir. Pero sobre todo, es lo real que pueden resultar sus novelas. Rowell te presenta situaciones cotidianas, del día a día, que pueden ocurrirle a alguien como tú o como yo y las desarrolla de una manera que termina desbordando encanto. Landline no es la excepción, aunque sí marca distancias con otras novelas que la autora haya publicado anteriormente: allá donde Eleanor & Park o Fangirl nos hablaban de un romance más juvenil y lleno de ternura, Landline nos presenta a una protagonista en sus treinta, adulta, con una familia y otro tipo de problemas a cuestas. 

Incluso en los mejores días, Georgie sabía que Neal era infeliz.
No solo porque lo hubiera decepcionado y lo relegara a un segundo plano, y lo obligara a esperarla constantemente... También porque se aferraba a él con todas sus fuerzas. Porque lo quería. Porque Neal era perfecto para Georgie, aunque ella no fuera perfecta para él. Porque deseaba estar junto a él aún más de lo que deseaba la felicidad de Neal.

Landline no se complica con una trama enrevesada ni un argumento complejo. A través de sus páginas, Rainbow Rowell nos sumerge en el mundo de una protagonista que se llega a hacer querer, pese a sus inseguridades y la forma de darle vueltas y más vueltas a sus pensamientos. Es cínica, es extrovertida y tiene sentido del humor. Trabaja para una revista junto a Seth, su mejor amigo de toda la vida y tiene como esposo a Neal, un hombre maravilloso y perfecto para ella (¿eso podría desencadenar celos? Les toca a ustedes descubrirlo). Debo reconocer que me ha sorprendido los papeles que cada uno ha tomado en esta novela: normalmente vemos a una mujer ama de casa y a un hombre que trabaja para mantener a su familia, pero en este caso los roles se invierten. Y eso, para mí, es un tremendo punto a favor de Rowell. 

Creo yo que el mayor encanto de Landline es la forma tan realista que la autora ha sabido retratar a un matrimonio y la relación de casi quince años que tienen. Problemas los hay; errores cometidos, también. Ninguno es el "bueno" o "malo", sino que tanto Neal como Georgie han hecho cosas que no debieron y eso no hace sino sacar a relucir su humanidad, lo perfectamente imperfectos que pueden llegar a ser. Eso y la cantidad de sentimientos, la forma de describir las emociones que tiene esta autora es lo que más me ha gustado del libro. Y por supuesto, está también la eterna pregunta, aquella que flota implícitamente en cada una de sus páginas: ¿es el amor suficiente para todo?.