Reseña: La maldición del ganador

La maldición del ganador
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El imperio de Valoria se fundó sobre la base de la guerra y la esclavitud, arrancando la libertad de todo aquel que opusiera resistencia o se atreviera a enfrentarse al General. Como su hija, a Krestel se le ofrece dos opciones: unirse al ejército y ser digna heredera de su padre o casarse y formar una familia de élite. Ninguna de las dos opciones es mala, pero tampoco considera que alguna de ellas le haría feliz. Y mientras la fecha para tomar una decisión está cada vez más cerca, Krestel se ve inmersa en un asunto que puede cambiarlo todo: acaba de comprar un esclavo por puro capricho, uno que tiene la mirada más desafiante del mundo y que lejos está de ser un sumiso personaje que se rinde ante la belleza y el esplendor de los valorianos. No, Arin llega a la casa de Krestel dispuesto a demostrar que no es uno más del montón, llevándola al límite de su cordura, y logrando que se replantee sus propios ideales, sus costumbres y quizás, también sus sueños y su corazón.

Ya había anochecido por completo. Arin se preguntó si ella levantaría la vista, pero no le preocupaba que pudiera llegar a verlo entre las sombras del jardín. Sabía cómo funcionaban esas cosas: la gente que vive en lugares brillantes no puede ver lo que se oculta en la oscuridad.

No hay duda de que La maldición del ganador es uno de esos libros que enamora por lo cuidada de su edición. Pero más allá de esa portada delicada, lo que verdaderamente sorprende de esta novela es su historia, que se aleja mucho de los prototipos de literatura juvenil, comenzando por sus personajes. Krestel es un personaje diferente, especial. Acostumbrada a que se acaten siempre sus órdenes, tiene sus momentos de niña rica y mimada, momentos en que pretende implantar sus creencias y hacer lo que le dé la gana. Pero evoluciona señores, y eso es lo genial de esta historia, lo que la lleva a alejarse de la faceta de personaje detestable e intentar comprender el por qué de sus acciones. Comprar un esclavo porque sabe cantar es solo el primero de los muchos giros que da La maldición del ganador, vueltas de tuerca argumentales que llevan a que el lector empiece por encogerse de tensión, luego aguantar la respiración y finalmente a desear nunca llegar a la última página. 

Arin. Lo que ha costado averiguar lo que se esconde detrás de ese nombre (no sólo al lector, sino también la propia Krestel), ese rencor acumulado, ese deseo de venganza por su pueblo. Y por supuesto, no se escapa el hecho de que esconde algo muy grande, algo que puede llevar a tambalear los propios cimientos de la conquista valoriana. ¿Saben qué es lo mejor - pero también lo más doloroso - de esta novela? Que se empieza a querer a uno y a otro personaje y llega un punto en que no se sabe de qué lado ponerse. Y no es una decisión que pueda dejarse de lado, pero sea cual sea les aseguro que les destrozará (al menos un poquito) el corazón. 

La felicidad depende de ser libre y la libertad depende de ser valiente

Aunque la novela esté contada por un narrador omnipresente, Marie Rutkoski ha sabido retratar muy bien los sentimientos de cada uno de sus personajes, esa lucha interna que vive cada uno de ellos, esa desesperación por escapar de su propio mundo. Y por supuesto, también la necesidad - o sobrevivir no será una opción - de reprimir aquello que empiezan a sentir el uno por el otro, algo que no está bien visto ni por la sociedad ni por ellos mismos. La relación entre Krestel y Arin es intensa, dulce, dolorosa. Al estilo de un Romeo y Julieta entre distópico y épico, pero con una complejidad de la que carecen los personajes de Shakespeare. Soy fan absoluta de las relaciones que nacen del odio y poco a poco van dando paso al amor porque siento que son las más difíciles de retratar, las más deliciosas en cuanto a tira y afloja, pero también las que suelen remover mucho más sentimientos. Siempre y cuando estén bien construidas, claro está, y la de La maldición del ganador ha logrado tenerme en vilo  lo largo de sus casi cuatrocientas páginas. 

¿Que si ha valido la pena esperar más de un año por esta novela? Absolutamente. La maldición del ganador es una mezcla de varias cosas, pero en dosis precisas. No sabría si catalogarla como distopía, pero aviso que también tiene sus pinceladas de fantasía épica, de intrigas palaciegas, de glamour aristocrático, de conspiraciones, de magia y tensiones. Combina varios detalles y sale airosa de ello, con una pluma envolvente, con un ritmo frenético y adictivo. No saben la cantidad de momentos, de escenas que quisiera compartirles pero que tengo que reservarlas para no arruinarles esta historia. Para ser el comienzo de una trilogía Rutkoski pone el listón muy en alto y estoy convencida de que la segunda parte estará a la altura de las expectativas.