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Cada vez que un príncipe de Illéa llega a la mayoría de edad y tiene que escoger esposa se organiza La Selección, una competencia televisada en la que treinta y cinco chicas tienen la oportunidad de luchar por convertirse en princesas. En una sociedad dividida en ocho castas, América Singer - una cinco, perteneciente a una familia de artistas - es una joven que solo quiere ser feliz y poder casarse con su novio, Aspen, de quién lleva enamorada toda su vida. Pero por cosas del destino logra clasificar a La Selección, conocer al guapísimo príncipe Maxon y replantearse que aquel muchacho orgulloso que se ve en televisión es en realidad una persona muy distinta y agradable. Pero su corazón aún ama a Aspen.. ¿o no? En medio de la competencia, de ataques rebeldes y de añoranza por su familia, América deberá decidir a quién elegir: ¿a Maxon, convertirse en princesa y darle a su familia una buena calidad de vida; o a Aspen, disminuir una casta pero ser realmente feliz?
No entiendo por qué Kiera Cass se ha empeñado en escribir tres libros cuando la historia cabía tranquilamente en un solo tomo: se hubiera ahorrado capítulos que estaban puramente de relleno y no aportaban nada a la trama. A raíz de la sinopsis yo me esperaba competiciones, momentos de tensión, desafíos que pusieran a prueba las capacidades de las participantes... ¿y qué encuentro? Pues que estas treinta y cinco señoritas se pasan el día remoloneando, comiendo y vistiendo bien, teniendo descafeinadas citas con el príncipe y saliendo en televisión para que el público pueda elegir a su favorita (que tampoco servía de mucho, puesto que Maxon era quién tenía la última palabra). No voy a negar que el mundo que la autora ha creado parte de una buena idea base, pero no ha sabido darle solidez en su desarrollo porque ni los personajes, ni la trama, ni siquiera los giros argumentales se salvan. El universo de La Selección se tambalea peligrosamente porque tiene muchos agujeros por rellenar, detalles que de haberse expuesto mejor hubieran dado más solidez a la historia. ¿A qué me refiero? Por ejemplo, tenemos el sistema de castas, en el cual se menciona pero no se profundiza. La historia de la nación es otro punto y si bien se explica mejor en La Elegida ¿cómo puede el lector tener que esperar dos libros para empezar a ordenar sus ideas respecto a Illéa si Kiera Cass no da más detalles? Y la Monarquía y sus reglas tampoco parecen muy propias de un mundo distópico ¡se supone que es una historia de futuro, no un retroceso al pasado! Los hechos no pueden sucederse porque sí, sin un fundamento lógico que les respalde. En lo personal, me ha dado la impresión de que la autora ha ido escribiendo sobre la marcha, según le han llegado las ideas y sin pararse a pensarlo dos veces.
Los personajes, que son lo fundamental de toda novela, no hacen sino desmejorar la visión que tengo de esta trilogía. Tanto América como Maxon y Aspen son tan planos como una hoja de papel: puede que este último cambie un poco a lo largo de los libros, pero la protagonista y el príncipe no muestran evolución alguna. La primera sigue siendo insufrible (sobretodo en La Élite) y el segundo corre el riesgo de convertirse en pusilánime. Maxon puede parecer tierno y adorable, pero también completamente irreal. Aspen, por otra parte, tiene tendencias machistas y es tremendamente posesivo. América, querida, ¿de verdad quieres casarte con alguno de estos? Respecto a ella, parecía una protagonista con carácter, pero todo eso se esfumó nada más entrar al palacio y rodearse de lujo. No obstante, lo que más odié de la protagonista es lo voluble que era: decía querer a uno, pero en cuanto se peleaban o discutían corría a los brazos del otros y viceversa. Ya sé que la historia va precisamente de eso, de la elección que tiene que hacer pero tampoco es para que vaya por la vida jugando con los sentimientos de uno y de otro como si nada. Por otra parte, los secundarios no se quedan atrás y podría decirse que en los dos últimos libros empiezan a cobrar mayor importancia, pese a que muchos de ellos no son sino estereotipados ¡Y los nombres! Algunos son tan rebuscados que dan risa (véase Kriss, Kota o Tallullah).
¿Donde quedaron los rebeldes? Eso es lo que yo me preguntaba al terminar La Selección, a mitad de La Élite y es casi al final de esta última cuando empiezan a hacer su aparición con unas ideas que se me antojaron de lo más inverosímiles. Otro elemento que pudo dar juego y quedó completamente desaprovechado. El ritmo de la trilogía no es equilibrado: avanza lentamente, acelera una dos veces y sigue con esa lentitud hasta la escena final de La Elegida, donde la autora narra en un único capítulo el desenlace de toda la parafernalia. Los diálogos no brotan chispas ni siquiera llegan a emocionar. Algunos se leen forzados, otros carentes de sentimientos y en general, muchos están de relleno. El final es otro punto que me encantaría discutir: la autora se limitó a borrar de su camino a todo aquel que le fastidiaba su final feliz. Y respecto a con quién se queda América... repito lo que dije anteriormente: ¿en serio? ¿y se puede ser amiga del otro como si nada hubiera pasado, como si los hechos no hubiesen hecho mella en lo más mínimo en su forma de ser? Bueno, eso explicaría la escasa - por no decir nula - evolución de los personajes.
En conjunto, le podría un 2 de 5 a toda la trilogía y eso solo porque no se puede negar que las portadas son muy bonitas y también por el simple hecho de que escribir una novela - muy aparte de su calidad literaria - supone esfuerzo para quién el autor/a. No he probado ninguna de las historias cortas que componen la serie (son tres, si mal no recuerdo) pero dudo mucho que lo haga, con el mal sabor que me han dejado los libros principales. Si tuviera que rescatar algo - porque siempre, pese a todo, trato de ver algo bueno en los libros - es lo rápido que se lee y lo medianamente que puede llegar a entretener. Por eso, si lo que buscas es una historia que valga la pena leer, coherente y bien construida, mejor mira otras opciones. Por el contrario, si lo que quieres es una novela ligera para pasar el rato, te recomiendo que lo pienses dos veces. Y hagas lo que hagas, no olvides nunca que una portada bonita no siempre es sinónimo de un buen contenido.
No entiendo por qué Kiera Cass se ha empeñado en escribir tres libros cuando la historia cabía tranquilamente en un solo tomo: se hubiera ahorrado capítulos que estaban puramente de relleno y no aportaban nada a la trama. A raíz de la sinopsis yo me esperaba competiciones, momentos de tensión, desafíos que pusieran a prueba las capacidades de las participantes... ¿y qué encuentro? Pues que estas treinta y cinco señoritas se pasan el día remoloneando, comiendo y vistiendo bien, teniendo descafeinadas citas con el príncipe y saliendo en televisión para que el público pueda elegir a su favorita (que tampoco servía de mucho, puesto que Maxon era quién tenía la última palabra). No voy a negar que el mundo que la autora ha creado parte de una buena idea base, pero no ha sabido darle solidez en su desarrollo porque ni los personajes, ni la trama, ni siquiera los giros argumentales se salvan. El universo de La Selección se tambalea peligrosamente porque tiene muchos agujeros por rellenar, detalles que de haberse expuesto mejor hubieran dado más solidez a la historia. ¿A qué me refiero? Por ejemplo, tenemos el sistema de castas, en el cual se menciona pero no se profundiza. La historia de la nación es otro punto y si bien se explica mejor en La Elegida ¿cómo puede el lector tener que esperar dos libros para empezar a ordenar sus ideas respecto a Illéa si Kiera Cass no da más detalles? Y la Monarquía y sus reglas tampoco parecen muy propias de un mundo distópico ¡se supone que es una historia de futuro, no un retroceso al pasado! Los hechos no pueden sucederse porque sí, sin un fundamento lógico que les respalde. En lo personal, me ha dado la impresión de que la autora ha ido escribiendo sobre la marcha, según le han llegado las ideas y sin pararse a pensarlo dos veces.
Los personajes, que son lo fundamental de toda novela, no hacen sino desmejorar la visión que tengo de esta trilogía. Tanto América como Maxon y Aspen son tan planos como una hoja de papel: puede que este último cambie un poco a lo largo de los libros, pero la protagonista y el príncipe no muestran evolución alguna. La primera sigue siendo insufrible (sobretodo en La Élite) y el segundo corre el riesgo de convertirse en pusilánime. Maxon puede parecer tierno y adorable, pero también completamente irreal. Aspen, por otra parte, tiene tendencias machistas y es tremendamente posesivo. América, querida, ¿de verdad quieres casarte con alguno de estos? Respecto a ella, parecía una protagonista con carácter, pero todo eso se esfumó nada más entrar al palacio y rodearse de lujo. No obstante, lo que más odié de la protagonista es lo voluble que era: decía querer a uno, pero en cuanto se peleaban o discutían corría a los brazos del otros y viceversa. Ya sé que la historia va precisamente de eso, de la elección que tiene que hacer pero tampoco es para que vaya por la vida jugando con los sentimientos de uno y de otro como si nada. Por otra parte, los secundarios no se quedan atrás y podría decirse que en los dos últimos libros empiezan a cobrar mayor importancia, pese a que muchos de ellos no son sino estereotipados ¡Y los nombres! Algunos son tan rebuscados que dan risa (véase Kriss, Kota o Tallullah).
¿Donde quedaron los rebeldes? Eso es lo que yo me preguntaba al terminar La Selección, a mitad de La Élite y es casi al final de esta última cuando empiezan a hacer su aparición con unas ideas que se me antojaron de lo más inverosímiles. Otro elemento que pudo dar juego y quedó completamente desaprovechado. El ritmo de la trilogía no es equilibrado: avanza lentamente, acelera una dos veces y sigue con esa lentitud hasta la escena final de La Elegida, donde la autora narra en un único capítulo el desenlace de toda la parafernalia. Los diálogos no brotan chispas ni siquiera llegan a emocionar. Algunos se leen forzados, otros carentes de sentimientos y en general, muchos están de relleno. El final es otro punto que me encantaría discutir: la autora se limitó a borrar de su camino a todo aquel que le fastidiaba su final feliz. Y respecto a con quién se queda América... repito lo que dije anteriormente: ¿en serio? ¿y se puede ser amiga del otro como si nada hubiera pasado, como si los hechos no hubiesen hecho mella en lo más mínimo en su forma de ser? Bueno, eso explicaría la escasa - por no decir nula - evolución de los personajes.
En conjunto, le podría un 2 de 5 a toda la trilogía y eso solo porque no se puede negar que las portadas son muy bonitas y también por el simple hecho de que escribir una novela - muy aparte de su calidad literaria - supone esfuerzo para quién el autor/a. No he probado ninguna de las historias cortas que componen la serie (son tres, si mal no recuerdo) pero dudo mucho que lo haga, con el mal sabor que me han dejado los libros principales. Si tuviera que rescatar algo - porque siempre, pese a todo, trato de ver algo bueno en los libros - es lo rápido que se lee y lo medianamente que puede llegar a entretener. Por eso, si lo que buscas es una historia que valga la pena leer, coherente y bien construida, mejor mira otras opciones. Por el contrario, si lo que quieres es una novela ligera para pasar el rato, te recomiendo que lo pienses dos veces. Y hagas lo que hagas, no olvides nunca que una portada bonita no siempre es sinónimo de un buen contenido.
8 comentarios
Esta es una trilogía que quiero leer este verano con eso de que ya ha salido el tercer libro.
ResponderEliminarBesos!
He leído La Selección que me gustó muchooo, pero no me pasó el mismo con La Élite, y la verdad es que tenia dudas se leería La Elegida, pero mucho dicen que es el mejor libro de la trilogía así que creo que lo leeré. ;)
ResponderEliminarBesos :*
Yo no sé como perdí tiempo tan valioso de mi vida leyendo esta... cosa. Enserio, todavía me ha costado reseñarla y no sé si vaya a hacerlo, creo que voy a lanzar puro veneno y eso por más que sea me da mucho fastidio.
ResponderEliminarEn general, yo digo que esto se pudo haber resuelto en menos del tomo de un libro, no leí los otros dos porque me pareció muy cansón, pero... desde el momento en que el príncipe se decidió (de la nada) por America, todo ese concurso se redujo a la nada. Es decir, los protagonistas no tienen nada en contra, ninguna fuerza que los presione y los lleve al límite y los haga cambiar y desarrollarse... ¿cómo carajos van a cambiar si tienen todos sus problemas súper resueltos? Osea que después de eso el único impedimente que les queda es la indecisión de la chica (que molesto este personaje) y los "rebeldes", que su precencia como fuerza antagonista es tan ridícula como su base, es decir, ¿sureños y norteños? ¿unos buscan algo? Entran a cada rato al castillo pero nunca dan con la familia real... que ridiculez, y que monarquía tan debilucha si permite entrar soldados a cada rato en su castillo. Es demasiado absurdo, pero en fin.... muy buena reseña, es de las más realistas que he leído :). Porque he visto otras en dónde incluso catalogan a America como "una chica que sabe lo que quiere".... ¿wtf?
Te sigo. Saludos!
en fin que no la leeria xD
ResponderEliminarLo leyó mi prima, pero no me llama la atención; además tiene triángulos amorosos, y no me gustan,
ResponderEliminarSaludos!
Estas portadas son preciosas, en verdad, pero ya desde su sinopsis me imaginaba algo muy America's next top model meets the hunger games y no es lo mío jaja. Algo muy parecido a lo que comentas me ocurrió con Efímera, que en caso no has leído no te recomiendo para nada jajaja. ¡Un beso!
ResponderEliminarHola, me gustó mucho tu reseña,
ResponderEliminarPasaos todos por nuestro blog , somos Winter y Alex y nos encantaía tener vuestra opinión
http://tracesinyourdarkness.blogspot.com.es/
Hola!! Pasaros por mi blog, acabo de empezarlo reseña por día, un beso y siento las molestias. http://todotipodelibrosparaleer.blogspot.com.es/
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