Reseña: Amy & Roger

Amy & Roger.
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Para encontrar el verdadero camino, a veces tienes que perderte... pero a Amy esa pérdida le costará un pedazo de su corazón. Cuando su padre fallezca en un accidente, ella y su madre toman la decisión de mundarse de California a Connecticutt (¡a la otra punta del país!) para comenzar una nueva vida, lejos de los recuerdos dolorosos que existen en su antiguo barrio. El problema viene cuando Amy tiene la tarea de llevar el auto familiar a su nuevo hogar, un auto que transporta sus pertenencias y sobre todo, el auto que ella conducía cuando se padre muere por su culpa en medio de un accidente de tránsito. Amy se ha negado a conducir desde entonces y su madre lo sabe. Y es aquí donde entra Roger, un amigo de la infancia que será el conductor durante los casi cinco mil kilómetros que la separan de un nuevo comienzo, en un viaje que es todo menos planeado, en un tiempo que debería ser suficiente para terminar de cicatrizar sus heridas.

¿Les confieso una cosa? Pese a las estupendas críticas que tenía Amy & Roger, ese 5000 kilómetros para enamorarse que reza como subtitulo me hacían desconfiar un poco de la novela. Hasta el día de hoy no entiendo por qué Plataforma Neo lo añadió, porque de romántico este libro tiene mas bien poco, muy poco. Ni siquiera eso es lo esencial en la historia. Es un añadido que surgió a medio camino y le dio algo de color al ambiente, pero el verdadero (o los verdaderos) protagonistas son Amy, Roger y las historias que cada uno tiene que contar. Y les aseguro que Morgan Matson se ha encargado de que este road trip sea memorable, no solo para los personajes, sino para el lector que se embarca a recorrer Estados Unidos junto a dos chicos diferentes, pero también similares en muchos aspectos.

Alguien me dijo hace poco que no puedes dejar que algo te detenga solo porque tengas miedo. 

¿Alguna ves han tenido la oportunidad de embarcarse en un road trip? En mi caso he tenido la suerte de poder hacerlo y creo que esa es una razón más para llegar a querer esta novela. Además de los libros, viajar y conocer nuevos lugares es otra de mis grandes pasiones y es por ello que no pude resistirme a conocer Estados Unidos a través de sus autopistas, paisajes y recónditos lugares. Morgan Matson tiene una pluma sencilla y directa, pero capaz de envolverte y transportarte al escenario que recrea entre sus páginas. Es inevitable no sentirse un pasajero más en ese auto o caer rendido ante los playlist que crea Roger. Vamos, no será la música del año, pero hay que admitir que la autora ha sabido escoger las canciones precisas. Si se animan a probar esta novela, les aseguro que con música sabe un poquito mejor.

No necesitas marcharte para saber dónde está tu hogar. Todo el mundo sabe dónde está su hogar. Y, si no lo sabes, es que tienes un problema.

Otro de los puntos fuertes de esta novela son sus personajes. Admito que al comienzo cuesta un poco empatizar con ellos, porque Amy está dolida y el motivo de Roger para embarcarse en esta aventura no queda del todo claro. Pero poco a poco, con el transcurrir de las páginas, es posible ponerse en su lugar (o al menos intentarlo) y puede que hasta lleguen a tomarles cariño. En lo personal destaco a Amy, me ha gustado como ha sido capaz de evolucionar desde los primeros capítulos hasta el final. Morgan Matson ha tratado de abordar muchos temas en esta novela, temas cotidianos (y no tanto) que afectan a jóvenes como ellos. Y lo ha logrado de una manera sorprendentemente natural, a tal punto que es posible pensar en ellos como personas de carne y hueso.

Pero, ¿hay romance? Como ya comentaba, el título puede ser un poco exagerado, pero lo cierto es que el amor si tiene cabida en esta novela. Poco, eso sí, con diminutas pinceladas transmitidas a manera de miradas, sonrisas y pequeños roces. Incluso hay quién se queda con ganas de más, pero a mí me ha parecido preciso. Creo que en Amy & Roger lo más importante es el viaje interno que cada uno de los protagonistas realiza, ese aprender a cerrar puertas, decir adiós y estar listo para lo que depara la vida.

–Después de todo, debería haberlo sabido. Siempre ocurre así.
–¿El qué?
–Los mejores descubrimientos siempre les suceden a las personas que no están buscándolos. Colón y América. Pinzón, que encontró Brasil por accidente mientras buscaba las Indias Orientales. Stanley cuando se topó con las cataratas Victoria. Y tú, Amy Curry, cuando menos te esperaba.

espués de todo, debería haberlo sabido. Siempre ocurre así.

-¿El qué?

-Los mejores descubrimientos siempre les suceden a las personas que no están buscándolos. Colón y América. Pinzón, que encontró Brasil por accidente mientras buscaba las Indias Orientales. Stanley cuando se topó con las cataratas Victoria. Y tú, Amy Curry, cuando menos te esperaba.

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