Mi puntuación: ★ ★ ★
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Un libro viejo y ocho cartas encontradas entre las pertenencias de su abuelo cambiaron por completo la vida de Nina Nowak. Mientras el anciano cuenta los días que le quedan antes de partir de este mundo, Nina sabe que hay una historia que no ha salido a la luz, una que habla de guerra, de humillación, de pérdidas y de dolor. Ese libro es la llave maestra, y lo que viene a continuación es una historia como la de muchos otros judíos que tuvieron que soportar el régimen nazi, que tuvieron que aferrarse desesperadamente a la vida y elegir salvarse a sí mismos. Algunos, como Pedro Nowak, lo consiguieron. Otros no, pero su voz perdurará a través de historias como esta.
Nube de Tinta y la Segunda Guerra Mundial hacían de este libro una pequeña luminaria en las estanterías. La primera, por ser un sello que sabe regalarnos buenas historias, de esas que guardan un significado y llegan al corazón. Lo segundo, por ser una de mis temáticas preferidas de toda la vida, aunque suene a cliché y pese que de antemano uno sabe que no se persigue un final feliz. Los nombres prestados tenía todo para llegar a catalogarse como uno de mis grandes recomendados, pero me temo que quedó en la lista de "me gustó, pero pudo ser mejor". La historia llama la atención y la forma en que se conectan el presente con el pasado, Argentina con Polonia, las propias vidas de Nina y de su abuelo es una pequeña telaraña que se sostiene por distintos puntos, por la historia de cuatro personas a las que el destino quiso unir en las circunstancias más crudas de la guerra.
Revisando en Internet caí en cuenta de que Los nombres prestados es uno de los primeros títulos que Nube de Tinta sacó especialmente para Argentina (y eso explicaría por qué apenas lo he visto en librerías peruanas). Verónica Sukaczer, la autora, busca realizar una reflexión acerca de la identidad y la importancia de la historia familiar, llevándonos a través de los ojos de Pedro Nowak a los güetos judíos, a los campos de concentración, a los días en los que tomar una pequeña decisión podría decidir la supervivencia o la muerte. Cada capítulo está narrado por un personaje, una historia diferente que se entrelaza con la de Nowak y nos da la respuesta final, ¿qué ocurrió en Auschwitz y cómo es que los Nowak lograron escapar a Argentina? Pero sobre todo, ¿cómo impacta ello en la historia familiar, y muy especialmente en Nina? En menos de doscientas páginas asistimos a una de las muchas historias de los supervivientes del Holocausto judío. Es ficción, sí, pero no por ello deja de ser intensa, de contagiar las emociones que viven los personajes. Hay desesperación, hay pérdida, hay sensación de impotencia. Pero también amistad, amor y un rayo de esperanza. Y la novela hubiera sido aún más memorable si hubiese prescindido de algunos detalles y cuidado otros más importantes.
Pero entonces, ¿qué es lo que no me gustó? La respuesta es sencilla: la narración. Normalmente no suelo hacerme problemas con una traducción al español de España o de Latinoamérica (digamos que tanto leer lo uno y lo otro ya me he acostumbrado), pero con los modismos argentinos no logro reconciliarme. Si Los nombres prestados fuera una historia ambientada en la actualidad, con personajes que han nacido o pasado muchos años en el territorio argentino podría comprenderlo... pero para mí este no es el caso. Quizás suena a capricho mío, quizás no sea más que una manía. Pero lo cierto es que en algo influyó mientras leía y de alguna forma no lograba que me concentrara del todo en la historia. Eso y el hecho de que le faltara más desarrollo fueron dos puntos que me jugaron un poco en contra: la premisa era buena, pero muchos detalles quedaron en el tintero. No sé si fue la intención de la autora, pero a mí me ha quedado la sensación que que pudo ser mucho mejor.

Todos tratábamos de vivir pero la mayoría se iba muriendo. Eso pasaba, la gente se moría por cualquier cosa, de capricho se morían, se hicieron expertos en eso de morirse. Esto es algo que les pasó a todos o que les pasó a los judíos
Revisando en Internet caí en cuenta de que Los nombres prestados es uno de los primeros títulos que Nube de Tinta sacó especialmente para Argentina (y eso explicaría por qué apenas lo he visto en librerías peruanas). Verónica Sukaczer, la autora, busca realizar una reflexión acerca de la identidad y la importancia de la historia familiar, llevándonos a través de los ojos de Pedro Nowak a los güetos judíos, a los campos de concentración, a los días en los que tomar una pequeña decisión podría decidir la supervivencia o la muerte. Cada capítulo está narrado por un personaje, una historia diferente que se entrelaza con la de Nowak y nos da la respuesta final, ¿qué ocurrió en Auschwitz y cómo es que los Nowak lograron escapar a Argentina? Pero sobre todo, ¿cómo impacta ello en la historia familiar, y muy especialmente en Nina? En menos de doscientas páginas asistimos a una de las muchas historias de los supervivientes del Holocausto judío. Es ficción, sí, pero no por ello deja de ser intensa, de contagiar las emociones que viven los personajes. Hay desesperación, hay pérdida, hay sensación de impotencia. Pero también amistad, amor y un rayo de esperanza. Y la novela hubiera sido aún más memorable si hubiese prescindido de algunos detalles y cuidado otros más importantes.
Pero entonces, ¿qué es lo que no me gustó? La respuesta es sencilla: la narración. Normalmente no suelo hacerme problemas con una traducción al español de España o de Latinoamérica (digamos que tanto leer lo uno y lo otro ya me he acostumbrado), pero con los modismos argentinos no logro reconciliarme. Si Los nombres prestados fuera una historia ambientada en la actualidad, con personajes que han nacido o pasado muchos años en el territorio argentino podría comprenderlo... pero para mí este no es el caso. Quizás suena a capricho mío, quizás no sea más que una manía. Pero lo cierto es que en algo influyó mientras leía y de alguna forma no lograba que me concentrara del todo en la historia. Eso y el hecho de que le faltara más desarrollo fueron dos puntos que me jugaron un poco en contra: la premisa era buena, pero muchos detalles quedaron en el tintero. No sé si fue la intención de la autora, pero a mí me ha quedado la sensación que que pudo ser mucho mejor.

5 comentarios
Cris como bien dices, Nube de Tinta y ambientada en la 2GM, pues estoy deseando leer esta novela, no la había visto aunque como tú no soy muy dada a la narración que explicas pero será cuestión de darle una oportunidad, una abrazo :D
ResponderEliminar¡Si puedes darle una oportunidad sería genial! Me encantaría saber cómo te va con el libro.
EliminarUn abrazo Bren!
Este no es para mí, pero gracia spot la reseña porque no sabía de su existencia :P
ResponderEliminarUn abrazote =)
Uf, a mí, como uruguaya, sí que me gustó la narración y que tuviera modismos argentinos. Pero eso ya es un tema personal y/o cultural, no?
ResponderEliminarEs un libro intenso, sí. No es de mis favoritos, pero creo que valió la pena leerlo.
Un besote!
¡Si, definitivamente! Lo de los modismos es algo más cultural (o manía mía), pero en mi caso sí que influyó en que lo disfrutara un poco menos. Eso sí, no desmerece que la idea haya sido buena y que lo disfrutara.
EliminarUn abrazo,