Reseña: Amor Inmortal

Amor inmortal
Serie: Amor Inmortal (1 de 3)
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Nastasya nació hace casi cuatro siglos y medio y, sin embargo, su apariencia es la de una chica de dieciocho. No es la única: Nasty pertenece al grupo de los inmortales, unos seres que no se diferencian apenas de los humanos salvo en el hecho de que no se mueren con tanta facilidad (bueno, y en que tienen ciertos poderes mágicos). Una experiencia traumática en la infancia de Nastasya provoca que se pase los siguientes cuatrocientos años tratando de enterrar sus recuerdos bajo una coraza de diversión, egoísmo y frivolidad. Pero todo esto llega a su fin cuando, una noche, Nastasya se da cuenta realmente de la oscuridad que la rodea. La única forma de escapar de ella es refugiarse en una granja para inmortales descarriados; pero ni siquiera encerrándose en ese lugar remoto podrá Nasty huir de su destino... o del amor.

Nastasya llevaba años viviendo cómodamente y sin muchas preocupaciones... hasta que ocurrió el incidente de su mejor amigo, Innocencio. Fue ahí cuando se dio cuenta de que - tras cuatrocientos años de vida - aun no había encontrado algo que le hiciera sentirse feliz ni completa; todo lo contrario: se sentía vulnerable a la magia que parecía flotar a su alrededor. Así, en un arranque de miedo, decide cruzar el océano para refugiarse en una cabaña en medio del bosque, donde acogen a otros inmortales con problemas existenciales. Ahí conocerá a River, quién se convertirá en su amiga y mentora, y aprenderá que la magia no siempre es negra y que puede ser usada para el bien de los demás. Y conocerá también a Reyn, un chico de lo más extraño al que no debería prestarle la más más mínima atención, pero que tiene algo (o esconde algo) que irremediablemente capta su interés. 

- Hemos perdido tanto durante tanto tiempo que la mayoría de las cosas, de las personas, de las experiencias, pierden su valor para nosotros, su peso. Olvidamos cómo valorar las cosas, cómo sentirlas. Olvidamos cómo amar.

En fin, aquello estaba empezando a ponerse demasiado profundo. Aunque, la verdad, algunas de las cosas que decía me resultaban incómodamente familiares.

-Lo que acabas de empezar aquí-dijo River-es un curso intensivo para volver a aprender el significado de los momentos, de los minutos.

No sabía muy bien que esperar de Amor Inmortal, pero desde luego, no fue lo que encontré. Quizás llevada por la portada rosa, llegué a pensar que se trataba de una novela juvenil sobre las criaturas mágicas del momento con el añadido de un romance empalagoso. Pero no, nada de eso. Amor Inmortal no es precisamente una novela juvenil del montón (es más, me atrevería a no incluirla dentro de la categoría juvenil) sino que va más allá eso y de una portada que no calza mucho con su contenido. Tenemos a Nasty, nuestra protagonista, que con casi medio siglo de vida - y un pasado triste y doloroso que prefiere no recordar - empieza a cuestionarse qué está haciendo realmente con la misma. Y aunque el comienzo puede resultar un poco lento, la autora se ha encargado de perfilar a una protagonista sarcástica y autosuficiente que nos cuenta su historia en primera persona a través de una interacción directa con el lector. Esto último puede que no guste a algunos, pero a mí me encantó esa forma tan personal de narrar que me sumergí de lleno en la historia y en la mente de nuestra descarada protagonista.

Cate Tiernan no ha tenido que realizar mucho esfuerzo para atraparme entre las páginas de Amor Inmortal. Su pluma es tremendamente ágil (aun cuando las descripciones parecían extenderse más de lo necesario) y aunque he echado en falta más escenas de acción, me quedo con el resultado final de casi todo el libro. Los desvaríos de Nasty, su lengua afilada cargada de ironías y sacasmos, los recurrentes flashbacks (muchos dicen que son demasiados, pero a mí me ha encantado conocer el pasado de una inmortal tan peculiar) y sobre todo, el enigma que envuelve a Reyn hacen de esta novela una buena combinación que superó las expectativas que tenía para con el libro. Eso sí, me he quedado un poco disgustada con el final: un poco soso y simple para mi gusto, cuando pudo dar para mucho más y sacarle jugo al componente mágico/misterioso impregnado entre sus páginas. Y los secundarios, quizás un poco desaprovechados, pero capaces de dar mucho de sí en las siguientes entregas.

Prefiero abstenerme de mencionar más detalles por miedo a soltar algún spoiler que pueda arruinar una lectura placentera. Solo me queda decir que, en definitiva, Amor Inmortal es un libro más que recomendado. Es lo suficientemente introductoria (sin llegar a atosigar) y atractiva para ser el comienzo de una trilogía que promete deleitarnos con las siguientes entregas, Oscuridad Inmortal y Luz Inmortal. Espero que ambos títulos no tarden en llegar a mi país, lo estoy deseando con ganas.