Reseña: A todos los chicos de los que me enamoré

A todos los chicos de los que me enamoré
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Cinco son los chicos que han llegado al corazón de Lara Jean. Y cada vez que la historia termina, ella les escribe una carta de despedida, dejando entre letras y papel todos aquellos sentimientos que afloran de su interior. Pero esas cartas son solo para ella, para poner punto final y empezar a desenamorarse. Si alguno de los implicados la leyera ella se moriría de vergüenza, por no mencionar que ocurriría un desastre emocional de incalculables proporciones. Pero por cosas del destino esas cartas son enviadas (todas a la vez)... y la vida de Lara Jean empieza a tomar caminos insospechados.  

A todos los chicos de los que me enamoré ha sido una novela amena, sin más drama del necesario y sobretodo, que rezuma ternura entre sus páginas. No es difícil conectar con los personajes y mucho menos llegar a quererlos, por lo que las páginas se suceden una tras otra sin que uno se llegue a dar cuenta. La pluma ligera de Jenny Han hace lo suyo: directa pero adictiva, sabe enganchar al lector desde la primera página y llevarlo a través de las aventuras (y desventuras) de Lara Jean, una protagonista que tiene mucho que contar.

El drama inicial está servido: cinco cartas que nunca debieron ver la luz son enviadas sin su consentimiento y Lara Jean tiene que hacer frente a los problemas que eso conlleva. Quizás no sería tan terrible si dos de los destinatarios no fueran el chico más popular - y quizás el más insufrible - de la escuela y el ex-novio de su perfecta hermana Margot. Sin embargo, por mucho que con el título se pueda pensar lo contrario, les aseguro que el tema principal de esta novela no son las cartas, sino que salen a la luz otros temas que han terminado encandilándome: la búsqueda de identidad de una chica adolescente, los primeros amores o la relación entre hermanas. Ah, cómo he adorado esa última parte, sobretodo porque me he sentido identificada con ella y con Margot: la autora nos va dando pinceladas de la vida familiar de las tres chicas Song, de sus sueños, de sus deseos, y del peso que ha tenido que cargar cada una tras la muerte de su madre. Y lo hace sin dramatismo, sin ser lacrimógeno, sino de una manera realista e incluso tierna, porque los recuerdos más bonitos son los que siempre deben perdurar.

Otra de las cosas que más me gustaron de esta novela es que no se centra demasiado en el componente romántico. Sí que lo hay - por algo es una novela de juvenil romántica - pero Jenny Han también da espacio para las relaciones familiares, para conocer cómo la carencia de una madre puede haber cambiado la vida de sus hijas, cómo un padre ha sido capaz de criarlas solas y no por ello son una chicas caprichosas, sino que cada ha sabido crecer rodeándose de lo mejor que su familia le ha podido dar. También conoceremos la faceta escolar de Lara Jean, de los secretos que solo una hermana o una mejor amiga puede guardar y de las costumbres que se pueden a llegar a compartir con un vecino que puede llegar a ser algo más.

Si bien he logrado conectar con algunos personajes y con la historia en general, debo reconocer que a los primeros les ha faltado más desarrollo puesto que los he sentido un poco superficiales. Quizás sea ese el pequeño fallo de Jenny Han en su novela: aunque como adolescente Lara Jean puede tener inseguridades, muchas veces se comporta de manera demasiado ingenua para una joven de diecisiete años. Vamos, creo que a su edad una chica es un poco más avispada, aunque no haya tenido novio en toda su vida. Los secundarios no están nada mal, pero he extrañado conocer más de ellos. Tal vez en la continuación pueda suplir esas ansias por saber más, estoy segura que la autora sabrá llenar esos pequeños vacíos que me ha dejado A todos los chicos de los que me enamoré.

En definitiva, esta ha sido la novela perfecta desconectar luego de terminar un estresante semestre de universidad. Es cierto que no tiene la trama más original del mundo, pero parte de un argumento sencillo y le va dando toques personales a través de detalles que muchas veces suelen obviarse. La familia, los amigos y el amor fraternal son lo principal de la novela, y la ternura que desprende la prosa de la autora no hace más que seguir deseando conocer más de las adorables chicas Song.

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