Reseña: Contar de 7 en 7

Contar de 7 en 7

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Willow Chance es una niña prodigio.
Le gustan las cosas curiosas, los datos relacionados a enfermedades extrañas, la jardíneria especializada y sobre todo, contar de siete en siete.  Tiene una forma peculiar de ver el mundo y también unas manías que no muchos comprenderían. Pero sus padres, sus adorados padres, son las dos mejores personas que le dieron a ella ese hogar que tanto necesitaba.

La personalidad crítica y perspicaz de nuestra protagonista le ha llevado directo a la oficina del orientador escolar. ¿Qué no era una niña prodigio, capaz incluso de aprender un idioma en un par de días? Lo es, claro que sí, pero a muchos profesores les cuesta creerlo. Como sea, es en esas sesiones donde Willow conocerá a dos personas que jugarán un papel muy importante en su futuro porque a sus doce años está a punto de enfrentarse al momento más doloroso de su vida: sus padres han fallecido en un accidente de tránsito y a ella no le queda más familia en este mundo. Pero junto a un incapaz psicopedagogo, dos hermanos vietnamitas (uno con más mala leche que el otro), un taxista mexicano y una madre que aún no supera un corazón roto, Willow empezará, poquito a poco, a reconstruir esa vida que ella creía olvidada. Pero sobre todo, entenderá que aunque sus padres ya no esté, aunque la posibilidad de ser llevada a un orfanato crezca a pasos agigantados, siempre habrá alguien dispuesto a acogerse en su casa y en su familia. Porque la verdad sea dicha, el hogar no es algo material, el hogar se lleva en el corazón.

Quiero apagar el sol y vivir en la oscuridad.
Despierto encima de un colchón en el suelo de un garaje al otro lado de la calle del salón de la calle del salón de uñas de uñas de la madre de Mai.Siento que ha pasado mucho tiempo, y no tengo idea de dónde estoy.
Espero estar soñando.
Pero no es así. Sucedió ayer.
Su enorme peso cae sobre mi con una fuerza mayor a la de la gravedad.
Es aplastante.
Tengo doce años y, por segunda ocasión, no tengo padres.

Contar de 7 en 7 es simplemente preciosa. Desde la sinopsis se intuye que la historia que se esconde entre sus páginas será de esas que te hace detener un momento el mundo para poder pensar qué es lo que realmente importa en la vida. Tiene momentos tristes, otros un poco dolorosos. Pero en general, lo que este libro desprende es la esperanza de poder ser alguien mejor cada día. Si han leído La lección de August (libro que me encantó desde la primera a la última página), podrán encontrar ciertas similitudes entre ambas historias. Pero allá donde el pequeño August luchaba contra un aspecto físico difícil de ocultar, lo que Willow tendrá que aprender a superar es una de esas emociones que calan en el alma. Ella comprende al mundo, maneja mucha teoría. Pero es el mundo quien no la comprende a ella y ese camino para hacerse un espacio no es fácil, pero valdrá la pena.

El hecho de que alguien esté ahí es el noventa y nueve por ciento de lo que importa cuando tu mundo se derrumba.

Willow, al ser la protagonista, se lleva toda nuestra atención al leer la novela. No solo es carismática y tierna, sino que también está llena de peculiaridades que la hacen muy especial y la llevan a vivir una serie de anécdotas entre graciosas y tristes. A veces sin querer, o sin pretender, ella misma va cambiando la vida de quienes le rodean, tejiendo un hilo delgado que poco a poco va creciendo, reuniendo a su alrededor a todos aquellos a quienes puede llegar a considerar una nueva familia. La autora ha sabido plasmar en su novela la mezcla perfecta de inocencia, curiosidad, pero también de comprensión. Su prosa delicada va dejando algunas metáforas con el pasar de las páginas y va recreando una historia emotiva, intensa, capaz de llegar al corazón.