August & yo: tres historias cortas del universo de Wonder

20 dic 2016


La lección de August - como casi todos los títulos de Nube de Tinta - guarda en su interior una historia más intensa de lo que parece a simple vista. Auggie Pullman es un niño de diez años que ha nacido con una malformación craneofacial, pero lejos de dejar que aquello limite su vida, este pequeño protagonista busca enfrentar sus problemas con buen humor y un sentido de optimismo que muchos quisiéramos tener. Tiene sus momentos difíciles, como todos, pero es la forma en que ve la vida lo que realmente termina sorprendiendo al lector. Y si bien es cierto que él es el indiscutible protagonista, a lo largo de su historia hacen presencia algunos secundarios - como Charlotte, Julian o Christopher - que dejan su granito de arena para construir esta bonita historia que nos regala R. J. Palacio. Cuando me enteré que ellos tendrían también un momento de estelaridad es sus respectivos relatos cortos surgió el inevitable momento de incertidumbre: ¿es realmente necesario tres (aunque pequeñas) novelas más? ¿estarán a la altura de su predecesor o borrarán el buen recuerdo que tengo de él? En las líneas que siguen, yo misma respondo a esas preguntas.

Casi dos años después y con Charlotte tiene la palabra regresamos a la vida de nuestros personajes, pero a través de los ojos de la dulce, rubia y espontánea Charlotte, elegida para ser la "amiga de bienvenida" de Auggie. Ella sueña con ser escogida para el número estrella en la ceremonia de la escuela y que nos cuenta su día a día con sus amigas y las dificultades que tiene que enfrentar para conseguir su meta. Si bien es cierto que esta nueva novela actúa de complemento, su historia no se entreteje tanto (o al menos, no tanto como quisiera) con la de August, aunque si cobra una mayor relevancia cuando llega el episodio de "los bandos" y los chicos de la escuela deciden ponerse al lado o en contra del pequeño Pullman. Como siempre, la pluma sencilla, carismática y realista de la autora brilla con luz propia y hace de esta pequeña novela una historia que deja con una sonrisa en los labios. 
No podemos ser amigos solo cuando nos conviene. Las mejores amistades a veces nos cuestan un poco más de esfuerzo. 
Cuando empecé La historia de Julian nunca se me pasó por la cabeza que sería este relato el que se convertiría en mi favorito de las tres novelas cortas. Más allá de la enseñanza que nos deja - que los villanos no siempre son los malos y que juzgar a alguien por su apariencia física es un error del que puedes arrepentirte - hay un par de capítulos que calaron profundamente en mí. Si han leído La lección de August sabrán que Julian es el antagonista, el chico malo que pone a la escuela en contra de Auggie y que siempre está menospreciándolo. En esta historia conocemos el porqué de sus acciones, pero sobretodo asistimos a un momento muy particular: una conversación que tiene con su grandmère, que empieza siendo un momento más, pero termina convirtiéndose en el mejor de toda la historia. Qué escena tan profunda, tan intensa, de aquellas que marcan a los personajes y al lector. No quiero adelantar mucho, solo diré que si tuviera que elegir un solo libro de estos tres, elegiría a Julian por encima de todas las cosas.
Las cosas que nos ocurren, incluso las malas, pueden enseñarnos algo sobre nosotros mismos.
Finalmente, El juego de Christopher viene a cerrar este bonito universo de relatos cortos con una historia donde le mejor amigo de August es el protagonista. Aquí veremos otra perspectiva de la historia, aquellos momentos fugaces - como la llegada de una nueva mascota, la separación y el reencuentro de amigos - que vimos en la novela principal. Por supuesto, Christopher tiene su propia historia que contar, pero no deja de estar ligada a la de August (por algo sus madres son mejores amigas y ambos niños nacieron con pocos días de diferencia). Con esta historia R. J. Palacio cierra el universo de Wonder con una lección sutil, pero firme: que las amistades - las buenas y duraderas - requieren un compromiso de nuestra parte, pero todo el tiempo invertido tiene su recompensa, porque son esas amistades las que nos llenan como personas.

En resumen, ha sido maravilloso regresar y despedir el mundo que la autora ha creado con estas tres historias cortas. Quiero destacar esa capacidad que tiene R.J. Palacio para entrar en la mente de un niño y expresarse a través de sus palabras, con ternura, inocencia, pero también de forma muy realista. Ella se toma su tiempo para hablar de sus protagonistas, pero también le da espacio a temas como la amistad, la familia, y el amor. No hay duda de que seguiré leyendo otras novelas suyas, creo que es una autora a la que vale la pena seguirle la pista.

Reseña: La Joya

9 dic 2016

La Joya
Mi puntuación: ★ ★ ★ ☆
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La Joya es riqueza. La Joya es belleza. La Joya es realeza. 
Pero para chicas como Violet, la Joya no es más que sumisión.
Desde que detectaron que su sangre poseía un ADN especial, Violet fue separada de su familia y es recluida junto a otras chicas con las mismas características. ¿Su misión? Ser las madres sustitutas de los hijos de la realeza, niños que al ser concebidos naturalmente mueren y que requieren de un vientre de alquiler para crecer, nacer y seguir perdurando la sangre aristocrática. Pero las sustitutas no son elegidas sólo por su talento o belleza, sino por ser capaces de manejar los Augurios, poderes que las dotan con capacidades únicas, las diferencian entre sí y les otorgan un valor especial a cada una. Por eso, al ser capaces de dominar sus poderes todas ellas pasan a la Subasta, a ponerle un precio a su cabeza y resignarse a vivir y concebir el niño de la familia que las compre. Violet no ve otro camino, nadie tiene otra opción. En cuanto alguien pague por ella, está destinada a ser un elemento más dentro de las lujosas mansiones de La Joya.
Quiero ser valiente, pero no sé cómo. El miedo es tan poderoso, tan real

Mi historia con las distopías es realmente breve: conocí el género con Los juegos del hambre y si bien es cierto que ese y algunas otras que siguieron me llamaron la atención, nunca llegué sentirme del todo cómoda con este tipo de historias. Para gustos hay colores y así como hay muchas novelas que me animo a leer solo por ser de X o Y temática, a las distopías siempre me enfrento con cierto recelo, especialmente si tienen portadas bonitas, que con La Selección resultó un completo fiasco y no quería repetir la experiencia. Pero aquí es donde vengo a precisar una excepción: resulta que La Joya me ha gustado, que las malas críticas que leía en GoodReads no resultaron ciertas para mí y que he renovado mi fe en que el aspecto exterior puede venir acompañado de un buen contenido. 

Para aquellos aficionados a las distopías quizás encuentren pinceladas similares en los ya mencionados LJDH, La Selección, Divergente y alguna otra novela del género, pero también reconozco que la autora ha sabido darle su sello personal. Amy Ewing no se detiene dando una larga y complicada explicación sobre las reglas de este mundo, sino que prefiere mostrarlo a través de los ojos de Violet. ¿Quién dice que el protagonista no puede avanzar a ciegas, como el propio lector? Creo yo que esa incertidumbre le da cierta emoción a la novela, a la par que contribuye a sacar algún gritito de sorpresa con los giros que tiene preparados (desde ya les aviso, la autora no tiene piedad ni compasión si necesita eliminar a alguien de la historia). La idea de las sustitutas, la pizca de magia y fantasía, las intrigas políticas, los propios personajes y el escenario forman un conjunto preciso y una buena base para construir una historia entretenida, de esas que da ganas de seguir leyendo hasta el final. Esta primera parte ha estado a la altura de una novela introductoria y confío que las dos entregas que siguen la superen.

Ya no puedo ignorar toda la injusticia. Una vez que se ve una grieta, de pronto aparecen cientos de otras. Y luego las paredes que han sido construidas con tanto cuidado comienzan a derrumbarse

Hablemos brevemente de los dos personajes que para mí se robaron el show. El primero, Violet sin duda. Me esperaba una protagonista sosa y manipulable, que tiene miedo y se aferra a las órdenes para seguir con vida. Pero Violet tiene esa chispa de rebeldía, esa necesidad de demostrar que es una persona con sentimientos y que no le pertenece a nadie por el simple hecho de haber pagada una suma por su cabeza. Tomó decisiones temerarias y hubo momentos en que dan ganas de hacerle espabilar a la fuerza, pero son parte de su evolución y para ser el primer contacto que tenemos con ella no ha estado mal. El segundo personaje es La Condesa, la ama de Violet y la actual dueña de su vida. Ella encarna el tipo de personajes que no sabes si amar u odiar, que tiene momentos en los que parece una vil antagonista y en otros que asoma una faceta de humanidad. Quizás sea esto último, que es humana, con defectos, virtudes y decisiones difíciles por tomar. Estoy segura que ambas tienen aún mucho por contar.

El romance quizás sea el punto del que más cojea La Joya, pero llegados a este punto he intentado pasarlo por alto. Me pareció apresurado sí, casi instalove. Pero a estas alturas de la vida y la literatura juvenil he visto casos realmente preocupantes y debo decir que en La Joya el componente romántico no llega a opacar el contenido realmente importante. Sin embargo, si mis sospechas son ciertas y la segunda entrega da en giro que espero ¡no saben lo mucho que voy a disfrutar con esto! Definitivamente será un incentivo más para terminar esta trilogía.

Nadie merece esta vida. Nadie merece que le arrebaten sus opciones.

En resumen, tengo que admitir que La Joya ha sido una sorpresa de las buenas. Aún con ese final terriblemente abierto (¡¿qué clase de cliffhanger es ese?!) y con lo ligera que es a pesar de ser novela introductoria, me he entretenido mucho con la lectura y estoy deseando saber más de este mundo. He obviado contar algunos detalles porque es mejor que lo descubran ustedes mismos, aún cuando hayan leído ya varias novelas de este tipo y sospechen por hacia donde irá el argumento. Vale la pena, al menos sé que habrá algunos detalles que sorprenderán a más de uno.

Reseña: Si el amor es una isla

2 dic 2016

Si el amor es una isla
Trilogía Silence Hill (1 de 3)
+ Datos sobre el libro | Lee los primeros capítulos

Dicen que una isla es el lugar ideal para perderse...
... y Luisa está a punto de comprobarlo al llegar a la isla de Sark. En ese pequeño trozo de tierra rodeada de océano, donde el frío, la lluvia y las historias son las protagonistas, se levanta un suntuoso hotel llamado Silence Hill, un lugar donde los huéspedes buscan alejarse de la rutina, la tecnología y la estresante vida urbana. 

Louisa llega a trabajar como doncella durante un año, trescientos sesenta y cinco días en los que tendrá que ceñirse a las rígidas normas, adaptarse a ese nuevo estilo de vida y juntar dinero suficiente para poder costear el tratamiento de su padre. Por supuesto, empezar esta nueva vida también es su oportunidad de reinventarse. Lo que nunca pensó es que en Sark viviría experiencias inolvidables: algunas bonitas, otras un poco espeluznantes y todas están de alguna forma relacionadas con el dueño de Silence Hill, el misterioso Patrick Groen: un joven que dirige el negocio con mano de hierro, pero al cual casi nadie ha visto en su vida y sobre el cual corren las más distintas leyendas. ¿Será Luisa quién lo descubra? ¿O es que andar de curiosa le saldrá más caro de lo que imaginó?

El viento se afanaba en ocultar el cielo con una densa cortina de nubes negras, como emocionante preludio a la actuación de Las Leónidas, la famosa lluvia de estrellas que tenía lugar cada otoño por esas fechas. A medianoche, mientras esperaba al señor de Silence Hill, recé para que el mal tiempo no aguase la función o, peor todavía, suspendiera el espectáculo sin correr su oscuro telón.

Conocí a Esther Sanz con su trilogía El Bosque y me llamó la atención su particular fórmula al momento de contar historias. Esta autora española apuesta por escenarios atípicos, casi exóticos, que se ven muy poco en literatura juvenil. En Si el amor es una isla nos lleva a la preciosa isla de Sark, que con sus quinientos habitantes y sus políticas de no transporte motorizado la convierten en el último estado feudal de Europa. Vaya locación, ¿no creen? Para mí ese ya es un tremendo punto a favor de la novela, un excelente punto de partida que se complementa con su protagonista, una joven fuerte y decidida, quizás demasiado obstinada pero con ganas de cambiar el rumbo a su vida.

Durante los primeros capítulos Sanz se encargó de crear la atmósfera precisa, soltando pequeños detalles y dejando abiertas muchas posibilidades. Esa mezcla de misterio, romance y pinceladas de historia victoriana estaban funcionando muy bien, pero llega un punto en que la historia empieza a perder fuerza y a presentar escenas que cuanto menos parecen surrealistas. ¿El gran problema? Que el misterio principal deja de serlo y todo el mundo lo sabe menos la protagonista. A eso le añades el instalove y el triángulo amoroso ¡y listo! Empiezas a ver cómo lo que pudo ser una buena historia cae en algunos tópicos.

Aunque parezca contradictorio, no hay nada más egoísta, íntimo y solitario que enamorarse perdidamente...

Todo ello me lleva a pensar cómo es que Si el amor es una isla tiene tan alta puntuación en Goodreads. Veamos, la novela no es mala, pero tampoco es de aquellas que pasan a la historia. Me pareció entretenida, por momentos divertida y me gustó mucho la naturalidad con que la autora aborda ciertos temas relacionados a los sentimientos, al sexo y al amor por la familia, pero siento que hubo otros detalles que opacaron los puntos fuertes. Puede que ese déjà vu a historias clásicas como La bella y la bestia o El fantasma de la ópera me llevaran a desentrañar rápidamente EL misterio (contemplo también las posibilidades de que yo sea demasiado avispada o simplemente la autora no logra mantener la expectación hasta el final) y que por tanto la revelación final no haya sido el momento cumbre de la novela. Sin embargo, admito también que la autora supo sorprenderme con otros giros que tenía preparados y que no vi venir en ningún momento.

Las heridas más profundas son siempre las que no se ven

En resumen, creo que Si el amor es una isla me hubiese gustado más de haberlo leído hace algunos años, sin tener algunas novelas románticas o de thriller / policíaco a mis espaldas. También creo que gusta más si no sueles leer mucho de new adult y quieres aventurarte en el género. Sea cual fuera el caso, prometo que entretiene mucho, ya sea con la locación (insisto, fue todo un acierto), los giros argumentales o los personajes. Y pese a que el final es lo bastante cerrado, la autora ha prometido que será una trilogía. ¿Qué nos depara la segunda parte? Solo queda esperar. 

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