Reseña: Buscando a Audrey

2 may 2017

Buscando a Audrey
Mi puntuación: ★ ★ ★
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A sus catorce años, Audrey ha tomado la decisión de encerrarse en casa, cortar cualquier relación con personas que no sean de su familia y ver la vida a través de unas gafas de sol. A raíz de un episodio bastante traumático en la escuela, le han diagnosticada agorafobia y el solo pensar en socializar logra que le entre una ansiedad que pocas veces había sentido hasta entonces. Pero ya han pasado varios meses y es hora de que Audrey regrese al colegio, que logre continuar con una vida normal y a su terapeuta no se le ocurre mejor idea para ayudarle que decirle que se convierta en una especie de documentadora: si no puede ver a los ojos a las personas, al menos que lo haga a través de una cámara. Así, su tarea consiste en ir filmando el día a día de su (muy) disparatada familia: una madre excéntrica fiel a los tips del Daily Mail, un padre que cree ser más joven de lo que es, un hermano adicto a los videojuegos que sueña con llegar al campeonato mundial... y Linus, el mejor amigo de ese hermano, un chico que no parece rehuir a sus rarezas y que le pone pequeños desafíos para ayudarle a salir de su caparazón. ¿Quién iba a pensar que aún quedaban personas así en ese mundo? Poco a poco Audrey empieza a ir marcando pequeños progresos, hasta que sucede lo más difícil en todo proceso de recuperación: enfrentar de cara el problema. La gran pregunta es, ¿lo logrará?

Si queréis que os diga la verdad, creo que la mayoría de la gente infravalora los ojos. Para empezar, son muy potentes. Tienen alcance. Enfocas la mirada en una persona que está a treinta metros de distancia, entre un montón de gente, y esa persona se da cuenta de que la estas mirando. ¿Qué parte de la anatomía humana puede hacer eso? Es prácticamente un poder paranormal, eso es lo que es.Pero además es que son como torbellinos. Son infinitos. Miras a alguien directamente a los ojos y puede sorberte el alma en un nanosegundo. O por lo menos eso parece. Los ojos de los demás son insondables, y eso es lo que me asusta

Sophie Kinsella, ¡cómo te he extrañado! No es ningún secreto que adoro a esta autora, aunque anteriormente solo había leído (casi) todas sus novelas de chic lit. Tiene una forma muy característica de abordar problemas cotidianos (y no tanto), con un sentido del humor que pocas veces he visto en otros autores: no escribe frases o escenas cómicas gratuitas, sino que lo hace de manera inteligente, a veces incluso con una pizca de cinismo, pero que siempre esconden un poco de verdad detrás de ello. Verla desenvolverse en una novela más juvenil sin perder ese sello tan suyo ha sido una bonita forma de reencontrarse con ella. Esta vez nos lleva a conocer a Audrey y su pequeño gran problema, pero la novela lejos está de centrarse exclusivamente en el bullying o la agorafobia, sino que va sobre Audrey y su forma de enfrentarse a ella. Confieso que cuando un autor abordar un tema psicológico tan complejo suelo ser muy quisquillosa al momento de ver cómo retrata cada uno de los síntomas y Kinsella, nuevamente, se ha ganado mi corazón. Ha hecho un estupendo trabajado dibujando los cimientos de este trastorno, pero aún mejor dándole evolución y describiendo cada pequeño gesto y las sensaciones que todo ello genera en quién lo padece, sin descuidar la personalidad de nuestra protagonista ni su entorno.

Buscando a Audrey es una historia que se lee rápido, pero sin restarle profundidad al tema. Kinsella toma el tiempo necesario para escribir sobre la familia, los amigos, los miedos y temores de una chica de catorce años. Me gusta que no se centre solo en ella y mucho menos en el romance que pueda haber entre sus páginas. Me gusta que retrate las peculiaridades de su familia (las buenas y las malas) y que lo haga en un formato tan curioso como si fuera un guión de cine. La novela alterna entre ello y la prosa y ambos, en conjunto, tiene un resultado bastante interesante: le dan dinamismo a la historia, pero también la pizca de seriedad y drama necesario. Quizás he extrañado un poco más de profundidad en ciertos momentos o (y esta es mi mayor crítica hacia la historia), la explicación del gran misterio que esconde Audrey, el por qué de todo. ¿Se le habrá pasado a Kinsella? ¿O será que quiso centrarse en la importancia de la superación? Cómo sea, me ha dejado un pequeño vacío en el corazón y le ha restado algunos puntos a la historia. 

Tengo la sensación de estar saliendo lentamente de la niebla y fijándome en cosas en las que antes no me fijaba. Lo que me dijo la doctora Sarah es cierto: cuando estas enferma, te obsesionas contigo misma. No ves nada de lo que sucede a tu alrededor

Ahora que lo pienso, acabo de resolver una duda respecto a la novela. Durante un par de días estuve preguntándome por qué se llamaba Buscando a Audrey cuando en realidad... bueno, mejor no cuento mucho porque podría ser spoiler. Basta con decir que el un título no necesariamente debe hacer alusión a toda la historia o a unas pocas páginas. Pero si por ahí lo has leído y te surgió la misma duda, no dejes de mencionarlo en los comentarios. Entonces - y después de tanto palabreo - ¿recomiendo la novela? Claro que sí, porque es Sophie Kinsella (¿ya mencioné que la adoro?) pero sobre todo porque me parece una novela bastante bien logrado. Tiene algunos pequeños fallos, pero no opaca el buen trabajo de documentación, el sentido del humor y sobre todo el sello que tiene la autora al momento de contar historias. 




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